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Más historias de todos los días

El viernes publicamos la historia de Marcelo, y como  él y sus empleados se veían severamente afectados por la intervención estatal. Siempre hay historias, terribles historias, detras de las regulaciones. No podemos conocer todas pero las podemos imaginar.

Veamos como  la regulación estatal afecta a los más mayores de la sociedad, el lunes comentábamos acerca del sistema jubilatorio estatal, y como afectará a las generaciones de jubilados venideras. La realidad es que le día de hoy los jubilados ya son víctimas de este sistema perverso, teniendo que rogar en los tribunales cobrar lo que les fue prometido.

Otro sector altamente regulado es el del transporte, en especial, los taxis. El servicio de taxis es uno de los más regulados, licencias para limitar la oferta, regulaciones sobre la antigüedad y prestaciones de los vehículos, y por supuesto una tarifa fijada entre el sindicato y el gobierno, dejando a fuera a los propios taxistas, o dueño del taxi.

Como dice el Sr. P. Ibañez, «todo tiene que ver con todo».

Cuantas micro-historias debe haber allá afuera en las que jubilados tuvieron que tomarse un colectivo, por su misera jubilación, y por los altos precios artificiales fijados por el gobierno a los taxis, y terminaron con caderas fracturadas, cabezas rotas, y otras lesiones que afectaron de manera trascendental su calidad. Yo conozco varias.

Las regulaciones masivas, los avisos rimbombantes ante invitados especiales en salones fastuosos, las concesiones a los distintos lobbies, el poder político en general, tienen un fuerte impacto en las pequeñas cosas de todos los días, no lo notamos, no podemos verlos porque estamos inmersos en esa sociedad estatista, naturalizamos las situaciones alteradas por el uso de la fuerza del gobierno como si fuesen fruto de acuerdos voluntarios, pero si prestamos un poco de atención, si miramos desde afuera de la matrix, las pequeñas consecuencias de esos grandes anuncios están en todos lados.