Todo bajo control

Las elecciones presidenciales que se avecinan en Argentina parecen despertar la esperanza de muchos respecto de un giro en la política económica del país. Aquellos que no viven en la Argentina del INDEK, entienden que existen graves problemas producto del modelo K, que con un leve desmejoramiento de las condiciones internacionales (precios de commodities altos y tasas de interés baja) puede entrar en ebullición.

Sin embargo, desconozco cuál es el hecho esperanzador que perciben aquellos entusiasmados con las elecciones presidenciales.

En esta nota de iprofesional.com, sobre la visión de la «oposición» respecto de la economía, acertadamente menciona la «paradoja del discurso único.»  No se trata en verdad de una paradoja, más bien  es el sistema bajo el que hemos vivido desde tiempos inmemoriales. El modelo, por lo menos desde el punto de vista económico,  entre oficialismo y oposición es el mismo.  Esto es fácilmente demostrable.

En abeceb.com presentan la opinión de los candidatos sobre los temas económicos más trascendentes:

Uno de los principales focos de discusión es el aumento de los precios: todos los opositores están de acuerdo con que es necesario reducir la inflación. Alfonsín expresó que es un factor de generación de pobreza, y que es posible bajarla sin que ello “enfríe” la economía. Hermes Binner tiene una opinión similar, pero también se ha expresado a favor de acordar con los distintos sectores de la economía para hacer converger la tasa de crecimiento de los precios a un dígito, aunque aclaró que esto solo sería posible en 2 o 3 años. Elisa Carrió comparte con esta visión: según ella, hay que convencer a la sociedad de que es posible lograr un sendero descendente de la inflación, hasta llevarla a un rango entre el 2% y el 6%. Pero aclara que “hay que sacarla el sesgo inflacionario a la política fiscal”, dado que “el gasto público creció a niveles altísimos”. En esto último también hizo hincapié Eduardo Duhalde.

La otra cuestión importante es la del tipo de cambio. Aquí, las posturas se muestran más divididas. Alfonsín y Duhalde son partidarios de tener un tipo de cambio alto para garantizar la competitividad de la industria local, pero no quieren devaluar en el contexto inflacionario actual. Carrió, en cambio, se mostró a favor de un peso más competitivo, al igual que Binner. Aunque este último hizo un fuerte hincapié en que no desea mantener libre al dólar, ya que coincide en que el peso se apreciaría como lo está haciendo el real brasileño.

No creo que falte agregar mas nada para demostrar que todos los candidatos tienen una visión similar sobre la economía, absolutamente todos creen que pueden controlar las variables económicas a su gusto, y evitar la Ley de Consecuencias Imprevistas. Unos en un sentido y otros en otro, todos tienen la seguridad de que hay que enfriar la economía, profundizar el modelo, celebrar acuerdo de precios, lo que sea, pero algo hay que hacer. El modelo económico dirigista vive en cada uno de los candidatos.

Mientras la gente no siga creyendo que los políticos tengan todas las respuestas, y mientras no haya una propuesta política que deje de lado la creencia de que el político es omnipotente y de que tiene poderes sobrenaturales, el camino de este país será siempre el mismo.

Por suerte, otra cosa se está gestando.