No todo es Cristian U

Publicado originalmente el 8 de abril de 2011 en La Crisis es Filosófica.

Si todavía no lo conocés, te cuento que Cristian Urrizaga (de aquí la “U”) es el elemento que resucitó un programa en vías de extinción como Gran Hermano y lo devolvió a posiciones envidiables en términos de audiencia cuando parecía que iba a sucumbir a la nueva propuesta del rey Tinelli, Soñando por Bailar.

La característica principal de este participante de la séptima edición del reality es que no tiene ningún escrúpulo. Su reputación de gran jugador se la ganó gracias a sus estrategias de manipulación, utilización de la mentira, y absoluta desconsideración de la sensibilidad y voluntad de sus compañeros dentro de la casa. En sus palabras, “el juego significa inventar cosas”. Más claro, agua.

Ahora bien, el espectáculo que Cristian U. nos ofrece dentro de la casa puede suscitar reflexiones respecto del egoísmo, el dinero o la competencia tales como: “El dinero es la fuente de todo mal”, “La competencia implica destruir al otro” o “Los intereses individuales están en contra de la armonía del grupo”. Y luego de esto, por supuesto, sugerir que la competencia debe estar regulada por el gobierno ya que, si no, nos matamos entre todos.

Sin embargo, estas observaciones que se ajustan a la realidad del famoso reality show, no pueden ser trasladadas a otras realidades u otros sistemas. Es decir, las estrategias manipuladoras y despiadadas de U se dan en el marco de un juego de suma cero. Lo que gana Cristian ($400.000) lo deja de ganar el resto de los participantes. Si Boca le gana a River 2 a 0, River tiene menos dos (-2) y Boca más dos (+2). Y -2+2 = 0.

Es por esto que cuando hablamos de otro tipo de sistemas, o de “juegos” de suma positiva, las aseveraciones respecto de la competencia o el egoísmo pierden su aplicación. Por ejemplo, si Burger King y Mc Donald’s persiguiendo su interés individual ($$$) compiten para quedarse con la mayor cantidad de clientes, probablemente busquen ofrecerte mejores productos, más variedad, o menores precios que su competidor.

Finalmente, esa búsqueda del interés particular, terminó beneficiando a una gran cantidad de consumidores que ahora comen más, mejor, más variado, o más barato.

En este tipo de sistema, para repetir el rutilante éxito que tiene en el programa, Cristian U tendría que basar su estrategia en descubrir la vacuna contra el SIDA, la cura contra el cáncer o el Viagra femenino. Cosas que indudablemente lo harían multimillonario, pero que al mismo tiempo elevarían la calidad de vida del mundo entero.

Creer que la actividad individual está en contra de un supuesto interés social, como muchas veces repiten nuestros principales dirigentes políticos, tiene que ver con suponer un sistema de suma cero que no se ajusta a la realidad en la mayoría de los casos.

El fantástico progreso material que ha atestiguado la humanidad en los últimos ciento cuarenta años está directamente relacionado con la existencia de sistemas de suma positiva, en donde la competencia y el egoísmo terminan generando -como colateral- beneficios para todos. [1]

[1] Lo anterior no implica dejar de lado que la corrupción, la utilización del poder en favor propio, la manipulación de ciertas leyes, y otras cuestiones dan lugar a este “choque” de intereses. Sin embargo, esto sucede porque lo que se elimina es el juego de suma positiva y se lo reemplaza por otro, donde el premio se lo gana el más amigo y no el que mejor satisface al cliente (este análisis en profundidad, en próximas entradas).