«La Gente no Entiende»

[Publicado originalmente el 6 de enero de 2011 en La Crisis es Filosófica.]

Los inconsistentes argumentos en favor de una Ley de Medios

Cuando haciendo zapping aparece un genio en la pantalla, no puedo hacer otra cosa que mirarlo. Y esto fue lo que me pasó este lunes cuando enganché el programa “Chiche en Vivo” que se emite todos los días a las 20 Hs. por el canal Magazine de Cablevisión.

Si bien Chiche Gelblung ha marcado un estilo único en la televisión, el genio al que hago referencia era su invitado del día: el fantástico Guillermo Vilas.

En la entrevista, el ex número uno charlaba sobre antioxidantes y contaba una anécdota de relativa gracia al respecto, lo que llevó a Chiche a reflexionar sobre los medios y las veces que éstos publicitan que las propiedades del producto “A” son buenas para el síntoma “B”, para luego decir exactamente lo contrario a los pocos días.

Ante este comentario, la reacción de Vilas fue sugerir que semejante tendencia debería ser controlada, regulada, prohibida o “frenada”, para usar sus términos. Que los medios digan una cosa para después decir otra exactamente opuesta debe frenarse “porque la gente no entiende, se confunde”, argumentó.

Ahora la pregunta es ¿Quiénes?

¿Quién no entiende? ¿A qué gente se refiere el gran campeón cuando habla de que “la gente no entiende”? ¿Se referirá a sí mismo, o querrá decir que él sí es suficientemente inteligente para entender pero hay muchos que se creen cualquier cosa? Ahora, si él es tan inteligente ¿Por qué no puede serlo el resto de la sociedad? ¿O hay que ganar Roland Garros para no creer todo lo que dice la tele?

El cuento, que parece banal, no lo es en lo más mínimo puesto que este mismo argumento es el que utilizan nuestros gobernantes para combatir el supuesto “monopolio informativo” y, de paso, controlar la red de comunicación nacional en lo que representa una seria amenaza a la libertad de expresión en el país.

Según este razonamiento, hay gente incapaz en riesgo de creerse todas las pavadas que dicen “los medios” y gente iluminada, que puede protegernos del monstruo. A saber, Cristina Fernández, Gabriel Mariotto o Luciano Galende.

Ahora bien, si todos creemos que una Ley de Medios es buena porque protege a aquéllos que creen todo lo que la «corpo mediática» afirma, vuelve la duda. ¿Dónde están estas «víctimas»? ¿Quiénes son? ¿A quién vamos a “proteger” si, en realidad, todos pensamos que la ley es buena para “otros”?

Creo que este argumento oculta la inseguridad propia de los que lo esgrimen. “El protegido” no es otro que ellos mismos que todavía no se dispusieron a asumir que son los únicos responsables de creer o desconfiar, de mirar un canal o cambiar a otro, de leer un diario o leer un libro.

Olvidan que, como dijera Martin Luther King, “Nadie se nos montará encima, si no doblamos la espalda”.