Impuesto negativo sobre la renta

En ocasiones se nos pregunta cual es el camino para una transición a un sistema donde la violencia no sea la norma y no seamos rehenes de las mafias que se nutren de nuestro trabajo. Una de las propuestas en este sentido es el impuesto negativo sobre la renta. Este, simplificación mediante, consiste en reemplazar a los servicios públicos y al Estado de bienestar por dinero en efectivo a los más necesitados que sería utilizado en servicios compitiendo entre sí, eliminando a los intermediarios y sus mafias, mejorando las prestaciones, evitando la burocracia y logrando que los más pobres dejen de tener servicios monopólicos como el hospital estatal y que en cambio puedan elegir donde atenderse.

Según sus promotores liberales, una vez que todo ese aparato está desmantelado y con un Estado entonces reducido, en medida que el crecimiento lo permita y los «subsidiados» sean menos, dicho impuesto podría ser reducido gradualmente.

Aquí Milton Friedman y el en mi opinión homofóbico Thomas Sowell explican de que se trata:

Cabe aclarar que se refieren únicamente a reemplazar servicios públicos y Estado de bienestar por esta alternativa, no a adicionar este impuesto a la situación existente.

Por otro lado, también entre libertarios podemos encontrar opiniones contrarias (El Manifiesto Libertario de Murray Rothbard, Man vs. The Welfare State de Henry Hazlitt, etc.). Usualmente argumentando que es gracias a la ineficiencia y la burocracia que el Estado de bienestar no es aún mayor y esta alternativa no haría más que optimizarlo y ampliarlo.

En lo personal, si bien es una propuesta que reduce el Estado al mismo tiempo que deja fuera de debate a cualquier persona de izquierda bien intencionada (¿como oponerse a que no sea el burócrata sino el mismo necesitado quien elija sus servicios de primera necesidad?), no deja de darme dudas. Pero jamas podré verificar su resultado, la clase política jamas se permitiría ser innecesaria, ellos necesitan ser intermediarios, mantener su status y elegir por los más necesitados, desde ya, sin olvidar cobrar su «comisión» por la tarea.