Paternalismo estatal (II)

El video posteado el lunes de Gonzalo Blousson del PL me dejo con ganas de ciertos comentarios:

Régimen jubilatorio

ANSES

El monopolio y la imposición del ANSES nos impide a los trabajadores administrar nuestra propia jubilación y tener otras opciones.

El discurso me gusto, pero como yo ya estoy «contaminado ideológicamente» quise probar de enviarlo a amistades apolíticas a ver que opinión les producía. Resulta que agrado, pero de todos los ejemplos de paternalismo tratados el tema jubilatorio es el que les presentaba dudas. Me consultaron:

A cierta edad avanzada la actividad laboral se vuelve poco probable o no siempre posible, aun siendo producto de sus errores, ¿que pasa con quienes no tomaron la precaución del ahorro o planeamiento?

Tal vez lo que falto al discurso es esa respuesta para quienes los argumentos morales no son suficiente. Mas allá de la solidaridad como solución de tales casos lo importante que no se dijo es que ante la ausencia de un régimen jubilatorio compulsivo, sea el fraude tipo Ponzi actual o cuentas de capitalización obligatorias y definidas por los gobiernos (AFJP), eliminar la imposición no implica guardar billetes bajo el colchón, el mercado brindaría multitud de alternativas. Pocos de nosotros aceptaríamos el riesgo de una vejez en la pobreza extrema, nuestra voluntad misma buscaría seguros para cubrir este riesgo por eventualidades o mal planeamiento. Desde el almacenamiento en oro a inversión en acciones o distintas variantes combinadas (oro para cubrir las necesidades básicas con poco riesgo y el resto intentando una mejor rentabilidad), la sociedad por si sola mediante acuerdos voluntarios podría reemplazar a la imposición y al robo hoy presente.

Cinturón de seguridad y casco

Usá casco (gobierno de la ciudad)

El PRO superándose, no solo obligando al uso del casco, sino violando el derecho de propiedad si no se lo obedece.

Me llamo la atención en el video el repudio al uso obligatorio del cinturón de seguridad y casco, dado aún entre liberales uno se encuentra con opiniones en favor de tal regulación, no por «obligarnos por nuestro propio bien» como podría argumentar la derecha o la izquierda paternalista, sino porque algunos liberales lo justifican para «reducir el costo de la salud pública que se nutre de nuestros impuestos». Blousson aquí defiende bien la postura más libertaria tomando la regulación como un principio y llevándola al absurdo con ejemplos como que eso lleva a «prohibir los deportes de alto riesgo para aliviar nuestros impuestos».

Lo que quería era sintetizar el argumento en un párrafo aplicable a todos estos casos donde, en nombre de reducir el gasto público, algunos terminan apoyando una nueva restricción a nuestras libertades:

La existencia de un Estado de bienestar nunca puede ser motivo para nuevas violaciones a la libertad. Si se pretende reducir el robo hay que defenderse, no violar la libertad individual de un vecino como paliativo.