El mito del liberalismo dictatorial (II)

En el último post dedicado a desmitificar que la política económica implementada en Argentina a partir de 1976 y hasta 1983 fue de carácter liberal citamos un extracto escrito por Alberto Bengas Lynch (h) del año 1978 donde de manera precisa mencionaba detalladamente las medidas económicas y cómo estas eran contrarias a una economía libre.

Ahora les traigo un extracto de la edición de 1987 del recomendable libro «4000 años de controles de precios y salarios. Como no combatir la inflación» de los Prof. Schuettinger y Butler,  específicamente del anexo escrito por el Ing. Alvaro Alsogaray que hace referencia al mencionado período.

Las autoridades militares emergentes de la toma del poder, declararon de una manera muy general su intención de implantar una economía de mercado, y eligieron como Ministro de Economía a una personalidad, el Dr. Martinez de Hoz, que conforme sus antecedentes podía considerarse como representante de ese sistema.

Pero el Dr. Martinez de Hoz, que se definió a sí mismo como «pragmático», «gradualista» y no comprometido con las ideologías «manchesterianas o del laissez faire», y sí solamente con sus propias convicciones, desarrolló bajo apariencias de «economía libre», una acentuada política «dirigista», aunque de nuevo cuño. Recurrió a mas controles indirectos utilizando mecanismos del mercado, que a controles directos orientados a interferir el funcionamiento de éste. Aplicó, a partir de fines de 1978, métodos derivados del «enfoque monetario del balance de pagos», practicando un «dirigismo» sui-generis, con controles directos sobre las inversiones, el mercado de cambios y el laboral. Permitió el sobredimensionamiento del Estado y de las empresas estatales, financiándolo con endeudamiento externo. La deuda argentina pasó de 9.000 millones de dólares en marzo de 1976 a 29.000 millones de dólares al término de la gestión Martinez de Hoz, quedando pendientes en el momento de su retiro situaciones que, por efecto de arrastre, habría de elevarla considerablemente durante el período posterior. Este, que se desarrolló entre 1981 y 1983, registró una serie de improvisaciones, con recurrencia a controles directos de precios y salarios, que acentuaron el deterioro de la situación general. La guerra de Malvinas entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982, terminó por desacreditar a los gobiernos militares, allanándose así el camino para la reinstauración del orden constitucional.