El legado de Kirchner

La gente del Partido Liberal Libertario (PL), al igual que nosotros aquí, ha escrito una nota sobre el legado del fallecido Nestor Kirchner. Se las incluyo:

Con la desaparición física del ex presidente y hombre fuerte de la actual gestión los medios de comunicación en general y la clase política dieron cátedra a la opinión pública acerca de las virtudes del supuesto estadista fallecido.

Respetando los días de luto que decretó Cristina Fernández y esperando un tiempo prudencial por respeto a su familia y allegados, el Partido Liberal Libertario en la presente repasa los hechos fundamentales del modelo defendido por el matrimonio Kirchner desde hace siete años. Muchos de los mismos son defendidos y calificados como virtuosos por el oficialismo y algunos otros lamentablemente no son advertidos por la oposición que ideológicamente no tiene grandes diferencias con el modelo actual.

Kirchner: un país en serio

Kirchner previo a obtener el poder que permitió su opresivo legado.

De la misma manera que la política general del Frente para la Victoria, en cierta manera fue responsable de la formación del PL como fuerza política representante de un grupo de ciudadanos defensores de los valores republicanos que desde hace un año advirtieron que las libertades básicas corrían peligro por una gestión gubernamental de orientación fascista, ante la reivindicación del modelo por parte de varios sectores el partido no podía permanecer en silencio. La nueva agrupación política liberal realiza esta manifestación obligada por su declaración de principios en un momento que la República hace lectura sobre su pasado reciente para proyectar su futuro.

A continuación repasamos algunos de los hechos característicos del kirchnerismo violatorios a la Constitución Nacional y altamente perjudiciales para los argentinos en general, de a pie y sin vínculos con el Estado:

  • Superpoderes: con la excusa de que han sido utilizados en el pasado los legisladores oficialistas, a los que la Constitución denomina explícitamente como «traidores a la patria» en medio de lo que ellos mismos describieron como una bonanza económica ofrecieron como tributo el manejo de parte del presupuesto al Poder Ejecutivo abriendo camino a la discrecionalidad total de los fondos públicos.
  • Corrupción: el caso Skanska, las valijas bolivarianas, los bolsos de dinero en los baños de despachos oficiales pasaron los últimos siete años inadvertidos por un gobierno que se dedica a modificar funcionarios de segunda línea que dicho sea de paso continúan relacionados con organismos subsidiarios del Estado. Mientras continúa la retórica noventista asociando la corrupción a un gobierno que terminó hace diez años (del mismo partido y que ellos acompañaron hasta el final), Argentina ve como el chofer del ex presidente se convierte en un empresario de medios y hasta realiza una oferta por Telefe.
  • Inflación: no conformes con todos estos años que tuvieron de mayoría automática en el Congreso para votarles el presupuesto a medida y los posteriores superpoderes que los dejaban asignar recursos a gusto y antojo cada día, el matrimonio presidencial, alejado del rol que la Constitución deposita en los mandatarios, hizo uso del Banco Central, tanto para pagar deuda con reservas como para emitir billetes para afrontar los gastos del Estado. Si la emisión tuvo lugar en momentos de superávit fiscal cabe advertir la posibilidad de que ante un escenario menos favorable en la recaudación el gobierno substituya los ingresos con emisión monetaria incrementando aún más los índices de inflacionarios y sus negativas consecuencias sobre los ahorros y salarios de la población. La noticia de que se importarán desde Brasil billetes de cien pesos, como la novedad del posible billete de doscientos (en un nuevo uso de los festejos del bicentenario) no hace más que alertar sobre la política monetaria kirchnerista. Como si el perjuicio de la inflación no fuera lo suficientemente grave, en su delirio prepotente, dirigista y deshonesto el gobierno intentó revertir la situación de la peor manera: instaurar controles de precios y falsificar los índices del INDEC, persiguiendo a comerciantes y destruyendo una herramienta institucional Argentina de gran reconocimiento en todo el mundo.
  • Proyecto político fascista: si bien existen diferentes grados y formas del fascismo hay un primer paso que sin dudas es el denominador común de todas las aventuras totalitarias: la mezcla del Estado con el partido y con el gobierno. Cuando la sociedad no distingue entre las instituciones del Estado, quienes las representan en un momento determinado y el partido que llevó a las personas a esa tarea representativa, estamos ante un principio indiscutidamente fascista. Los slogans, el nombre del mandatario en la obra pública, la mezcla de los colores e identificaciones en una creciente publicidad oficial son muestras claras de este fenómeno. Cabe destacar la funesta influencia que esta forma de hacer política tiene sobre otras fuerzas políticas sin principios claros: el gobierno del PRO en la Ciudad de Buenos Aires que surgió como una alternativa al kirchnerismo ha sido un fiel reflejo del mismo en este aspecto.
  • Presión impositiva: defendiendo un modelo de «redistribución» (lo que significa que las relaciones libres entre las personas no determinarán los ingresos que quedarán en mano del favor del burócrata) el gobierno depositó a nuestro país como uno de los más castigados por los impuestos en todo el mundo. Mientras que el modelo redistribucionista sigue sin reducir los índices de pobreza en Argentina cada vez es más difícil atraer inversiones y crear empleo real.
  • Consejo de la Magistratura: la modificación en la formación inicial del consejo, cuyos grupos formantes carecían de quórum propio por una nueva versión dominada por el kirchnerismo se trató sin dudas de un avance sobre otro poder independiente del Estado.
  • Confiscación de ahorros jubilatorios: sin hacer la pregunta que creemos fundamental sobre la obligatoriedad y regulación de los fondos de pensión privados, a partir de que el Congreso votó por unanimidad la posibilidad del traspaso de los fondos jubilatorios al sistema de reparto, la estatización forzosa se trató lisa y llanamente de un robo para la corona bajo la peligrosa premisa que el Estado es el mejor administrador de los recursos individuales.
  • El engaño de Aerolíneas: luego del predecible fracaso de la versión privada de la Aerolíneas Argentinas monopólica, en lugar de ofrecerle a los habitantes del país y del mundo vuelos económicos y competencia desregulando la oferta aerocomercial, el gobierno estatizó la empresa que hasta el día de hoy es mantenida por descomunales subsidios por parte de la población, cuya mayoría no tiene acceso a comprar un pasaje.  Cabe destacar que las mismas autoridades destacaron que durante este año las pérdidas serán de 400 millones de dólares y que durante el año que viene las mismas serán «sólo» de 200. Estos subsidios, como tantos otros a empresas privadas, violatorios del principio de igualdad ante la ley, ocurren impúdicamente mientras se veta desde el Ejecutivo el 82% móvil para los jubilados argumentando que no existen suficientes recursos.
  • Clientelismo político y económico: hasta 2003 nuestro país era testigo de la compra de votos en los lugares más pobres del territorio. Lamentablemente era común ver como sectores políticos se aprovechaban de las necesidades más básicas de muchas personas para conseguir rédito político. Este fenómeno clientelista desde la aparición del kirchnerismo en la escena nacional ha sido llevado a los ámbitos empresarios con subsidios y prebendas como también a gobernaciones, intendencias, sectores sociales y bancas legislativas de una manera antes nunca vista. Lo que hasta hace unos años era un escándalo como los sobres en el Senado, hoy está absolutamente blanqueado: los fondos estatales sirven de botín político para alineamientos hacia el Poder Ejecutivo.

No fue la intención del partido elaborar un documento político con motivo del fallecimiento del líder del Frente para la Victoria, pero ante reiteradas fervientes reivindicaciones del modelo por parte del oficialismo y las sorprendentes alabanzas políticas de la oposición, nos era imprescindible manifestarnos en un momento clave de la política nacional en defensa de nuestras ideas, ausentes en el parlamento.

Si bien el Partido Liberal Libertario mantiene más diferencias que las enunciadas en la presente, no se trata ésta de una manifestación política ideológica sobre las cuestiones que nos separan del proyecto del oficialismo. La finalidad de la misma no es más que, como mencionamos anteriormente, hacer una lectura apegada a la Constitución Nacional sobre el proyecto político que creemos es indispensable modificar de inmediato para el porvenir de la República.

Fuente: http://www.partidoliberal.org.ar/home/index.php/articulos/46-general/163-el-legado-de-kirchner