Folleto para un estatista

Gracias a Stefan Molyneux y a la traducción de Freedomain Radio en Español nos llega este folleto para un clásico estatista. Al igual que me paso a mi, seguramente muchos lectores se sentirán identificados como una de las partes de este intercambio ficticio.

Aquí el texto completo:

En aras de la eficiencia, he decidido condensar en una sola página todas las discusiones que he tenido con el estatista promedio, para ofrecérsela a aquellos que sostienen que el gobierno es voluntario, que si no te gusta eres libre de irte, que los impuestos no son violencia, etc.

También pensé que esto podría ser de utilidad para usted, porque la vida es corta.

Yo: Dime, ¿crees que apelar a la violencia está mal?

Estatista: Si, la violencia está mal, excepto en defensa propia.

Yo: De acuerdo, excepto en defensa propia. Así que dime, ¿cómo crees que se deberían resolver los problemas, si no debiéramos usar la violencia?

Estatista: Bueno, creo que la gente debería involucrarse más en política, y que los gobiernos deberían hacer «ABC», «X», «Y» y «Z».

Yo: Pero, ¿cómo concilias tu objeción a la violencia con tu apoyo a los programas gubernamentales, dado que tales programas son financiados a través de los impuestos, lo cual es coercitivo?

Estatista: ¿Eh? ¿de qué estás hablando? Los impuestos no son coercitivos.

Yo: La tributación es coercitiva, ya que si no pagas tus impuestos, se te secuestra a punta de pistola y eres arrojado a la cárcel, en donde te disparan si intentas escapar.

Estatista: Pero vivimos en democracia; elegimos a nuestros gobiernos.

Yo: Estar obligado a elegir entre dos alternativas violentas no equivale a ser libre para elegir. Si el dueño de una tienda pudiese elegir a qué pandilla mafiosa le pagará el dinero para su “protección”, ¿podríamos argumentar que está eligiendo libremente? Si una mujer pudiese elegir entre dos potenciales maridos, pero será forzada a casarse con uno de ellos, ¿podría ella decir que realmente está “eligiendo” casarse? Sólo somos libres de elegir a un gobierno si tenemos la opción de no ser gobernados.

Estatista: Bueno, existe un «contrato social», que vincula a la gente con sus gobiernos.

Yo: No existe tal «contrato social». A menos que se le conceda el poder de representación, nadie puede lícitamente firmar contratos en nombre de otros. Si un hombre tiene la facultad de imponer unilateralmente su voluntad sobre otro y llamar a eso “contrato”, entonces por lógica un hombre puede violar a una mujer y llamar a eso un acto de amor.

Estatista: Pero yo acepto el contrato social, y tú también, sólo por el hecho de conducir en las calles.

Yo: En primer lugar, tu disposición a cumplir un contrato no te da derecho a forzarme a mí a cumplirlo. Puedes elegir comprar una casa, pero no sería justo que me fuerces a pagar por ella. Si falsificas mi firma, eso no me obliga a cumplir el contrato, y yo nunca he acordado un «contrato social» de ningún tipo. En segundo lugar, es verdad que utilizo servicios gubernamentales, pero eso es irrelevante a la hora de examinar el núcleo moral de la coerción. Si un esclavo acepta comida de su amo, ¿significa eso que está aprobando la esclavitud?

Estatista: Supongo que no. Pero aún así, implícitamente tú aceptas el contrato social del país en el que decides permanecer, como sostuvo Sócrates.

Yo: ¿Sería justo si yo crease un «contrato social» que me permitiese robarle a cualquiera que viva en mi vecindario, y alegar que quienes decidan permanecer en «mi» vecindario estarían expresamente aceptando mi nuevo contrato social?

Estatista: No, bueno, pero estamos hablando de gobiernos, no de individuos…

Yo: ¿No está compuesto el gobierno por individuos?; ¿no es «el gobierno» sólo una etiqueta para un grupo de individuos que se adjudican el derecho moral de iniciar la fuerza contra otros –un derecho que definen como inadmisible para aquellos contra los que ellos mismos usan la violencia–? Si uno quita a todos los individuos que componen “el gobierno”, ¿tienes todavía un gobierno?

Estatista: Supongo que no. Pero ese no es el punto. Tú dices que la tributación es coercitiva, pero yo he pagado impuestos toda mi vida, y jamás he tenido un arma apuntando a mi cabeza.

Yo: Claro, y un esclavo puede evitar que lo azoten, si obedece a su amo. Lo que define a la esclavitud no son los azotes, sino el derecho del amo a azotar. Si el esclavo no intenta escapar porque le teme a la violencia, y cumple con los deseos de su amo como consecuencia directa de la amenaza de violencia, la situación es totalmente inmoral, incluso si no se llega a ejecutar dicha amenaza. Muchas mujeres han sido violadas con un cuchillo en la garganta; que no hayan sido finalmente degolladas no significa que no las han violado.

Estatista: No, sin embargo no acepto la premisa de que el gobierno utiliza la fuerza para recaudar impuestos.

Yo: Muy bien, ¿hay algún acto del gobierno con el que no estés de acuerdo?; ¿estás de acuerdo, por ejemplo, con la invasión de Irak?

Estatista: Pues bien, creo que la invasión de Irak fue moralmente incorrecta.

Yo: ¿Por qué?

Estatista: Porque Irak no hizo nada para amenazar a los EE.UU.

Yo: Bien, entonces la invasión de Irak implicó la iniciación de la fuerza, por cuanto no fue realizada en defensa propia. Como te darás cuenta, la guerra en Irak sólo es posible porque pagas tus impuestos.

Estatista: Claro, hasta cierto punto.

Yo: Si la guerra en Irak es moralmente incorrecta, y sólo es posible porque pagas tus impuestos – que según dices no te son extraídos a la fuerza – entonces estás financiando y haciendo posible aquello que llamas inmoral. ¿Puedes explicarme esto?

Estatista: Pago mis impuestos porque soy un ciudadano de este país. Si no estoy de acuerdo con la guerra, entonces debería postularme para un cargo político a fin de intentar detenerla.

Yo: Muy bien, si estuvieses en contra del abuso de menores, ¿financiarías voluntariamente a un grupo dedicado al abuso de menores?

Estatista: ¡Por supuesto que no!

Yo: Y si sostuvieras que estás en contra del abuso infantil, y voluntariamente financiases a un grupo dedicado a abusar de niños, y yo dijera que deberías dejar de financiarlo, y tu respondieses que de ninguna manera, y que si alguien se opusiese a este grupo abusivo, debería intentar infiltrarse en él, tomar el control del mismo y, de alguna manera, lograr que sus integrantes dejen de abusar de menores… ¿tendría eso algún sentido?

Estatista: Supongo que no.

Yo: Si estuvieses en contra de la guerra de Irak, pero te enlistaras voluntariamente para la misma, y accedieras a pelear sin un salario, usando tu propio dinero para cubrir todos tus gastos… ¿tendría sentido semejante postura: estar en contra de algo por lo que estás dispuesto a gastar enormes cantidades de tiempo, esfuerzo, dinero y diversos recursos?

Estatista: Pues eso tendría poco sentido.

Yo: Entonces, ¿puedes entender por qué sostener que la guerra de Irak es un mal moral, a pesar de lo cual voluntariamente la financias con tus impuestos, no tiene ningún sentido? Si la guerra de Irak es un mal moral, pero sólo es posible gracias a tu financiación voluntaria, al seguir financiándola estás admitiendo abiertamente que para ti no es un mal moral. En cambio, si fueras obligado a financiar la guerra en Irak, podrías sostener lógicamente que la misma es un mal moral, y que implica la iniciación del uso de la fuerza. Por ende los impuestos, que son la iniciación del uso de la fuerza en tu contra, también deben ser un mal moral, porque te obligan a financiar la iniciación del uso de la fuerza en contra de otras personas. En consecuencia, o la tributación es coerción, o tú eres la peor clase de hipócrita moral: aquel que voluntariamente apoya lo que considera malvado.
¿Tiene sentido?

Estatista: Claro, puedo entender esa postura.

Yo: ¿Puedes encontrar alguna falla lógica en ella?

Estatista: No, pero aún así pienso que estás equivocado.

Yo: Bueno, sinceramente me alegra que estés leyendo este artículo en vez de estar debatiendo conmigo porque, como dije al principio, la vida es demasiado corta para perder el tiempo discutiendo con necios.