Motociclistas

La seguridad, o mejor dicho la falta de ella, parece ser un tema que esta latente en la agenda pública. La sociedad exige respuestas del gobierno para hacer frente a las salideras, que parece haberse convertido en el modus operandi de moda en el mundo del hampa.

Lo que caracteriza a las salideras bancarias es el uso de una moto en la última etapa del robo, la fuga, a raíz de eso se ha propuesto desde la prohibición de la circulación de motos por el microcentro porteño, hasta la obligatoriedad de un chaleco naranja que los identifique, a distancia, a los conductores y acompañantes en las motos, y otras pavadas por el estilo para frenar este tipo de delitos.

Motoqueros. La gran amenaza a la sociedad.

Ante el reclamo de acción de la gente para frenar las salideras, la Policía Federal, la Prefectura y la Policía Metropolitana se dispusieron a actuar, pero a mi parecer de una manera excesiva. En nuestra Constitución está consagrado el principio de que «todos los habitantes son inocentes hasta que se demuestre lo contrario», en el caso de las motos y los operativos que pude observar hoy, ese precepto constitucional, fundamental en una sociedad donde se respetan  las libertades civiles, fue dejado de lado.

Hoy veía como todos, absolutamente TODOS, los que conducían una moto eran detenidos por algún control policial para pedirle los datos, y documentación requerida para manejar. El principio de inocencia fue dejado de lado, y los motoqueros pasaron a ser hostigados como si la mayoría de ellos fuesen delincuentes.

La gravedad de esto es que las fuerzas de seguridad han dejado de  lado el foco en los actos y pasamos a enfocarnos en los sujetos, el dia de mañana, si una banda de pelirrojos genera pánico en la ciudad, se ordenará a la policía que controle a todos los pelirrojos que deberán mostrar que tiene sus papeles en orden, es decir ellos tendrán que demostrar que no son culpables.

Si combatimos la inseguridad, y dejamos de lado la libertad, por qué no proponer un gran toque de queda que solo permita a aquellos que demuestren no pertenecer a ningún grupo peligroso poder salir a la calle.

Algún desprevenido va a estar de acuerdo.