El fracaso crónico de la educación pública.

Recientemente, nuestra amada presidenta «de todos los argentinos» (como le gusta decir a ella, aunque a los argentinos obedientes les va mucho mejor) dio un fuerte respaldo a los estudiantes durante las tomas de colegios en capital federal en reclamo de obras de infraestructura. Que la presidenta salga a justificar este tipo de medidas es una confesión de que para los kirchner, los medios validos de resolución de conflictos son siempre violentos. Aunque ella celebre que «es positiva la discusión porque no escuché insultos, agravios ni adjetivos calificativos» la agresión verbal seria mucho menos grave que ejercer la violencia coercitiva al obligar al resto del estudiantado no ideologizado a participar de la medida y no poder ir libremente a estudiar. Veamos un par de términos que fueron utilizados durante los reclamos, y su verdadero significado:

Problemas de infraestructura: Es lo que tiene una escuela de frontera cuando se le vuelan las chapas y no puede recibir a sus alumnos (quienes viajan medio día a lomo de mula para llegar) hasta no conseguir las chapas que la reemplacen.

Burlarse de la ciudadanía: Es jugar al fútbol en plena calle mientras que la gente que trabaja (mientras están generando los fondos para poder pagarles la educación a ellos) debe desviar su camino ante la amenaza de ser ajusticiado por la policía o por los propios alumnos por no obedecer la orden de corte de calle.

Solidaridad con el alumnado: Son los maestros y padres de la argentina profunda que se juntan en los periodos de receso para juntar fondos, hacer reparaciones y contribuciones de toda índole a la escuela.

Falta de respeto: Es aprovechar la conmemoración de la noche de los lapices para realizar vandalismo con el rostro tapado contra uno de los edificios mas históricos de buenos aires, como si arruinar una fachada aportara en algo para solucionar los problemas planteados.

Libertad y responsabilidad.

Si realmente quieren tomar la escuela, que la tomen, y que se la queden. Que le paguen a los maestros, al portero, las facturas de servicios, que cobren una cuota, que compitan, que resuelvan problemas imponderables. Que preparen planes de estudio atractivos, que ofrezcan actividades deportivas, que hagan lo que tengan que hacer, pero haganse responsables. Es muy facil tirarse placidamente a señalar las culpas ajenas siendo un eterno inocente, cuando la responsabilidad la tiene otro. La propiedad privada asigna responsabilidades univocas para los bienes y actividades de las personas, y eso es lo que justamente ellos quieren evitar. Ante la posibilidad concreta de hacerse cargo ellos mismos de los destinos de un colegio, seguramente huirán como siempre lo han hecho a esconderse bajo las faldas de su papi estado, reclamando protección. Habría que ofrecerles esa propuesta, titulo de propiedad en mano, a ver cuanto verdaderamente les dura la bravuconada.