Creando Monopolios

El Estado dice haberle sacado a Fibertel la posibilidad de vender Internet, alegando una cláusula de una reglamentación por la que una empresa de cable no puede vender telecomunicaciones. En este caso es a causa de la pelea Oficialismo – Clarín, pero bien podría ser por cualquier otra causa que se le antoje al burócrata de turno.

Cuando el Estado tiene el poder para reglamentar y tomar decisiones arbitrarias y caprichosas, genera consecuencias en las que ningún burócrata se detuvo a pensar (El famoso “Lo que no se ve” de Bastiat).

Analicemos algunas, suponiendo que los anuncios fueran aplicables y no vayan a pasar años en las cortes:

  • Los consumidores irán compulsivamente hacia el resto de las empresas en un tiempo muy corto, sobrecargando la infraestructura que tienen, dejando a muchos abonados sin servicio o proveyendo un peor servicio a todos.
  • Creación de monopolios. En las zonas donde solo prestan servicios Fibertel y otra empresa (Speedy o Arnet), se dejará a los usuarios a merced de un solo proveedor, con las consecuencias que esto conlleva: aumeto de precios y baja de la calidad del servicio. Curiosamente el gobierno se manifiesta en contra de monopolios, pero los crea.
  • Genera Inseguridad Jurídica para todo tipo de negocios. Una reglamentación arbitraria y de aplicación en tan corto tiempo, sienta precedentes y desalienta las inversiones, incluso de pequeños y medianos negocios.
  • Da pie para que se inicien demandas de los consumidores a Fibertel y de Cablevisión al Estado, que tardarán años en las cortes y las cuales muy probablemente el Estado pierda. ¿A que no adivinan quién pagará las costas de esos juicios inganables?
  • Muchas familias obligadas a cambiar y a abandonar un servicio que están pagando voluntariamente, ya que lo consideran mejor que el resto de los proveedores (o, a lo sumo, menos peor).
  • Encarecimiento del servicio de Internet. A menor cantidad de oferta y la misma demanda, es natural que suba el precio.

Una vez más puede verse como el Estado regulando al libre intercambio de bienes y servicios solo consigue que el burócrata de turno tome decisiones que, al final del día, solo afectan a los consumidores.