El más bueno de todos

[Publicado originalmente en La Crisis es Filosófica el 20 de julio de 2012 – Ver post original]

En la carrera para ver quién es el político más bueno, simpático y amable, el último paso lo ha dado el vecino porteño Mauricio Macri.

 El último proyecto buenista del PRO es la inauguración del “Paseo de la Historieta”, una “iniciativa que forma parte de Construcción Ciudadana y Cambio Cultural, una unidad de proyectos especiales que depende de Jefatura de Gabinete de Ministros” que consiste en la realización de un recorrido de esculturas que representan a clásicos de la historieta nacional, como Isidoro Cañones (que para los chicos de hoy representa tan poco como He-Man) o Mafalda. Todos buenos y simpáticos.
Además de las esculturas, como todo se hace en nombre de las propiedades curativas del arte[1], el camino estará decorado con murales pintados por “reconocidos artistas” y “señaléticas en luminarias que guiarán el camino”.
Hasta aquí todo maravilloso. Los niños no entenderán nada, pero seguro que los padres de alguna generación podrán encontrarle algún disfrute al paseíto, sobre todo dado que la “entrada” es gratuita.
Ahora bien, ¿no se detuvo Mauricio a pensar todas las cosas que podrían hacerse con el dinero que va a destinar al Paseo de la Historieta? Alguno pensará que es mejor invertir en hospitales que en decorar de una manera más alegre –y cultural, por supuesto – los espacios públicos de la Ciudad. Pero pensemos en otra cosa: ¿qué tal si ese dinero nunca hubiera sido manejado por el ministerio?
Es decir, si al municipio le sobran unos billetes y por tanto decide gastarlo en un divertido y amigable paseo de la historieta, ¿por qué no mejor devolverlo al lugar de donde lo tomó en primer lugar, el bolsillo de los ciudadanos?
¿Pensará Macri que de no existir su “intermediación”, el buenazo museo no existiría? Y si este fuera el caso, ¿quiénes son él y sus ministros para juzgar mejor que nosotros qué hacer con el dinero que ganamos?
¿O es acaso que si él devolviera el dinero a la gente y se privara de realizar sus simpáticos proyectos no podría ampliar su aparato y clientela política con lo que tendría que empezar a pagar de su bolsillo la imagen de canchero-pro-cultura-popular que quiere difundir?

Alguna vez lo comentamos, la lógica macrista no es distinta a la lógica de los Kirchner en estos temas.

Por un lado, creen que ellos (personas de carne y hueso igual que nosotros) son los más aptos para decidir cómo gastar o invertir aquello que ganamos con nuestro trabajo.
Por el otro, ambos aprovechan que la mayoría de los ciudadanos paga impuestos para financiar todo tipo de campañas que son puramente políticas, de corto plazo y que no sirven para nada (en serio, ¡para nada!) más que para aumentar su propia imagen en las encuestas.
Por suerte, a menudo, ni siquiera eso consiguen.

[1] “Construcción Ciudadana y Cambio Cultural, una unidad de proyectos especiales que depende de Jefatura de Gabinete de Ministros, y que fue creada con el objetivo de generar políticas públicas que fortalezcan la identidad y el sentido de pertenencia, promuevan la participación ciudadana y el ejercicio de valores comunes, y fomenten el respeto por las normas de convivencia, con el fin de lograr cambios culturales para una mejor calidad de vida de todos los que viven y transitan la Ciudad.”http://www.buenosaires.gov.ar/noticias/paseo-de-la-historieta

Chocar la K-lesita

Es increíble cómo hicieron estos tipos para, con el mayor viento en popa de los últimos 60 años (el altísimo precio de la soja y otras commodities), armar semejante debacle económica en el país, y dividir a la sociedad en K y anti-K.

Epopeya a la hecatombe

Epopeya a la hecatombe

Empecemos por el principio: el Estado argentino tiene un problema crónico, y es que gasta más de lo que recauda. Esto se puede financiar-subsanar de 3 formas: aumentando los impuestos, endeudándose, o emitiendo moneda (con la inflación que esto conlleva).

Nestor Kirchner, en su mandato, optó por este último recurso. Cuando la inflación se empezó a descontrolar, recurrió a cuatro medidas: manipulación de las estadísticas del INDEC, precios máximos, subsidio a las tarifas de servicios y control del tipo de cambio desde el Banco Central. Todo para que la inflación “no se note”. ¿Qué consecuencias trajeron estas medidas?

Control del tipo de cambio: con la inflación y el dólar anclado, la industria nacional perdió competitividad con el exterior, al elevarse los sueldos, precios de materias primas y costos fijos locales.
Subsidios al consumo + precios máximos: ese es el resumen de la Política Energéti-K. Al estar la energía barata, no hay un incentivo para que la gente sea austera en su consumo. Al tener los precios de venta de la energía un tope por debajo del precio de mercado, no hay incentivos para que las empresas exploren en busca de nuevos yacimientos, o inviertan en mejor infraestructura. Consecuencia: aumento exponencial de la cantidad de dinero destinada a los subsidios. Una bomba de tiempo.

Ahora, para emparchar esta situación generada por ellos mismos, y tapar el agujero fiscal, primero intentaron aumentarle los impuestos al campo, sin éxito.
Luego confiscaron los fondos de las AFJP.
Posteriormente, para intentar acomodar el desajuste en la balanza comercial producida por este dólar subsidiado, decidieron poner controles en la aduana, empeorando aún más la situación de la industria nacional (porque, como sabemos, prácticamente todos los procesos requieren de algún insumo importado).
Después, al seguir siendo atractivo (ahora para los ahorristas) el dólar artificialmente barato, procedieron a imponer las restricciones a la compra de divisas, controles en la frontera y agencias de viaje, etc..
Luego confiscaron el 51% de YPF, para quedarse con sus activos.
Ahora no tienen para pagarle a las provincias los fondos que les corresponden. Scioli, cómplice de la gestión, decide nuevamente intentar aumentarle los impuestos al campo.

¿Corregir el problema desde su origen? Jamás. El Banco Central sigue imprimiendo pesos a lo loco (en 2011, la masa monetaria se expandió un 38% respecto del año anterior) y el gobierno sigue gastando más de lo que recauda.

Esta es, en resumidas cuentas, la gestión K (sin mencionar el capitalismo de amigos, la corrupción, el colapso de las instituciones republicanas, los desastres en la gestión de empresas públicas y semi-públicas, el deterioro del sistema educativo, etc.). El resto es solamente la retórica del relato, propaganda oficialista y medidas demagógicas para mantener a la población mirando para otro lado.

Crónica de un viaje a Angola

«Pesimista es aquel que cuando puede escoger entre dos males, elige ambos.»  — Oscar Wilde

No vamos a perder la oportunidad de recorrer con Cristina Fernández la República de Angola, y sus intervenciones en los diferentes espacios que visitó en la ex-colonia portuguesa. Omitiremos hablar de episodios menores, como la distribución de medias con la inscripción «Clarín Miente», y evitar distraernos con asuntos menores como el baile de la jefa de estado, pues la verdad ha sido, tal vez, la acción mas inocua de la gira, y quizás de su presidencia.

Mucho más grave es resaltar el pernicioso esquema de créditos estatales para que angoleños puedan comprarle a empresarios argentinos, o en otras palabras, que los contribuyentes financien las compras de los empresarios de Angola, a tasas que ningún argentino podría acceder jamás, para que le compren a los mismos que reciben una y otra vez privilegios por parte del gobierno.

Ya de por sí el viaje a Angola es un episodio sumamente extraño, un grupo de empresarios llevados de la mano del secretario anti-comercio a vender vacas, golosinas y motos a uno de los países mas pobres del mundo. Claro está, que el gobierno de Angola y el argentino comparten los mismos valores (anti-valores) de la corrupción y el corporativismo, sino no se entiende tamaña empresa al insólito país.

Ella y Él

Cuando Jorge Lanata le preguntó a Timermman sobre los derechos humanos en Angola, no dijo nada. Por suerte, Cristina Kirchner, en un discurso frente a la Asamblea Legislativa en Luanda, aclaró la posición argentina respecto del país que, hace 33 años, gobierna  José Eduardo Dos Santos,  cuando consideró a Angola un país democrático:

Recién mencionaba el señor Presidente cuando finalmente en el año 2002 cesó la guerra civil que enfrentara al país por casi 22 años. Quienes han pasado por una guerra o quienes hemos pasado también por largos períodos sin democracia en nuestro país, porque se desarrollaban en él escenarios de la guerra fría, como también sucedió aquí en Angola, sabemos de los valores insustituibles e irremplazables que tiene la democracia, la participación popular, la voluntad libremente expresada para elegir presidente, diputados, para poder como instrumento, como ese gran instrumento que es la democracia, lograr el objetivo final que es precisamente el de construir una sociedad más justa, más equitativa, más inclusiva.

Otra de las imagenes tristes, por lo menos para los que tenemos que trabajar todos los días y financiar estos viajes, o para los que tienen que ofrecer un producto o servicio en el mercado y competir contra otros, es la que se dió en la feria de Angola. Ese circo armado para continuar con la propia mentira que ellos mismos se fabrican, que ha llegado hasta el punto de mostrarse triunfantes en Angola, la tierra de los 54 años de esperanza de vida, como parámetro de progreso.  Y me refiero a los obsecuentes pseudo-empresarios que viajaron a aquél país, que han demostrado cuan bajo han caído y como no existe ni un ápice de dignidad en su actividad, en el momento que la mano que maneja el garrote que les da de comer, empezó a nombrar los productos que se comercializaban en la feria y todos comenzaban a gritar que es lo que habían traído (ir al 2:45 para ver la patética imagen):

La Argentina hace ya rato ha dejado de ser una república, y sus ciudadanos se han convertido en súbditos, y la evidencia se acumula en forma constante. Esta vez, cuando la misma presidenta no duda en burlarse de que las estadísticas que ofrece el INDEC son falsas, en su enésimo discurso en tierras africanas:

Yo recuerdo un censo del año 1778 elaborado por el entonces virrey del Río de la Plata, don José Vértiz y Salcedo, que hablaba que la mitad de la población de la ciudad, esto es la vieja Buenos Aires y la campaña circundante, tenía un 50 por ciento de población de origen afro. Sí, señor Presidente, no era del INDEC el censo, era del virrey….los argentinos me van a entender el chiste, ustedes no lo van a entender pero después le contamos por qué lo digo; no era un censo del INDEC sino que era un censo del virrey Vértiz donde el 50 por ciento de la población eran negros, de origen africano

El discurso no tiene desperdicio para los que quieran hacer una análisis de la personalidad egocéntrica y megalomániaca de la presidenta, pero insisto, no nos detengamos en asuntos menores. ¿Y el INDEC? ¿Reformarlo? No, eliminarlo.

Por último, y para dejar de lado la mirada argentina sobre la excursión africana,  el Jornal de Angola, al aparecer el diario mas importante de ese país, desestima la caracterización que hace el gobierno, en este caso el embajador argentino, sobre la economía del país, entrecomillando el «considerable» crecimiento económico de un país sumido en la mayor de las pobrezas:

O embaixador da Argentina em Angola, Juan Agustin Caballero, em declarações à imprensa, disse que a visita de Cristina Kirchner está a ser encarada com muita expectativa pelo governo do seu país, que considera Angola um potencial parceiro de futuro, tendo em conta o seu “considerável” crescimento económico.

Ni ellos quieren hacerse cargo.

Un vistazo al circo montado en Angola no nos deja otra conclusión más que admitir que el viaje fue una parodia de lo que padecemos todos los días en este país, aunque con un toque adicional de pobreza, surrealismo y color, la aventura angoleña no es muy diferente a la aventura argentina, que al final del día se va a terminar pagando caro, mucho más de lo que creen.

Aceite de Roca YaPeFu

AsterixBlackGold

Kiciloff buscando petróleo en Chubut.

Después de «Vienen por el agua», «Los fondos buitres» y «La Fuga (de capitales), la productora cinematográfica Nac&Pop nos trae su último éxito: «Se llevan el petróleo se llevan».

Qué review difícil, tantas cosas por escribir sobre el asunto YPF que no sé ni por dónde empezar. Voy a citar a un kirchnerista, el ex secretario de energía Cameron que, en un informe del 2003 resumió en algo así como «Jamás en la historia de Argentina se había sacado tanto petróleo como en los 90s ni había habido tantas inversiones en energía». ¿Qué cambió en todo este tiempo para que hoy haya problemas con los hidrocarburos?

Primero que nada, se intervino el mercado del petróleo, con el estado controlando el precio al que deben venderse los barriles de crudos y los combustibles en el surtidor. Una clara medida dedicada a poder emitir papelitos con el signo pesos por un lado y hacer «como que no se note la inflación» por el otro. ¿Qué genera esto? La oferta se contrae, dado que no conviene invertir para vender por volumen ni nada. La demanda aumenta hasta las nubes (la nafta está barata en comparación con los otros bienes y servicios, así que todo el mundo sale con el auto). Esta práctica lleva, a la larga, a la escasez, como puede verse en el libro  «4000 años de controles de precios y salarios».

Es así que se consumieron las reservas de gas, que se tuvo que importar, así como también fuel oil para las generadoras de ciclo combinado existentes en el país. Es más, varias empresas que tienen sus propios generadores fueron llamados reiteradas veces por Guillote para apretarlas con que manden electricidad a la red (fuente de primera mano).

Pero volvamos un paso atrás. ¿De quién es el petróleo? Según la constitución, el Estado es dueño de todo el subsuelo y minerales que haya, y es el que puede decidir qué se hace con el mismo. O sea que, YPF o no YPF, Repsol o no Repsol, EL PETRÓLEO YA ES DEL ESTADO. Lo que hace el estado, que es totalmente inútil para cualquier tipo de emprendimiento, es concesionar la extracción del petróleo a distintas empresas que tienen un poquito más de idea que los burócratas sobre petróleo, extracción, ganar plata, etc. A cambio de esto, las empresas le pagarán una (suculenta) cantidad de dinero al estado, ya sea por barril extraído, o un fee general por los derechos. Así vemos que no importaría quién saca el petróleo (YPF, Shell, Esso o Pepito) ya que está pagando por el mismo (por lo que tengo entendido, principalmente a las provincias).

Claro que, si te ponen un precio máximo a lo que podés vender la nafta en el surtidor, vas a tratar de agarrar el producto que sacaste de abajo de la tierra (para los estatistas, NO, el petróleo no aparece mágicamente en tanques y refinerías por más que queramos) y llevártelo al lugar donde mejor te pagan, o sea a donde más billetes verdes por barril te pongan. Y si a lo largo del tiempo el estado pone restricciones de a dónde podés mover las lechugas, saca arbitrarias leyes sobre negocios e infla la moneda sin control ¿Vas a mover un dedo para encontrar y sacar más petróleo? ¿Vas a hacer inversiones millonarias? ¿O vas a sacar todo lo que puedas de los pozos y máquinas que ya tenés, no sea cosa que a un loquito se le ocurra cortarte el chorro?

Y ya llegando a hace un par de años atrás, a la «Argentinización» de una parte de YPF en las manos de Eskenazi se hizo de una forma bastante turbia. Eskenazi pagó por las acciones que compraba con los futuros dividendos que le iban a pagar esas mismas acciones. Es una absoluta locura. Es como que yo le diga a google que me dé acciones, que se las pago con lo que ellos mismos van a ganar en el año. Se me cagan de risa en la cara. ¿Por qué Repsol aceptó ese trato? Tal vez porque cierto individuo del sur, con gran poder, les dijo «muchachos, o le dan las acciones a mi amig…digo, a un argentino, o no les dejo girar dividendos al exterior». Eso en mi barrio solía llamarse COIMA, pero bueno, tal vez estoy un poquito chapado a la antigua y ahora significa otra cosa.

Hoy no hay nafta en las estaciones de servicio y no alcanzan los hidrocarburos para generar la energía eléctrica necesaria, y para esto último hay que importar (por esto Moreno rompe las pelotas con la balanza comercial y el superavit afanado de dólares que el estado usará para pagarlos). ¿Quién es el culpable del faltante? ¡Los noruegos! Digo…¡esos malvados conquistadores españoles, que vienen a llevarse nuestras riquezas, y a invadirnos con su fea bandera roja y amarilla! Claro, no hicieron las inversiones suficientes para sacar más aceite de roca ¿Intervenir el mercado y destruir los precios no tendrán algo que ver? ¡NO! Hay unos extranjeros malos que siempre están pisoteando al mejor país del mundo, no dejándolo alcanzar su potencial.

¿Qué es lo mejor que podemos hacer para tener nafta en los tanques y luz eléctrica en nuestras casas? ¡Expropiamos YPF de los malos y la ponemos en manos de La Cámpora! Ahora sí, el petróleo va a brotar del suelo, va a ir mágicamente por los aires y se va a meter en los camiones cisterna, en los tanques de las refinerías, se va a procesar solo y va a llegar a los tanques de nuestros autos, colectivos y camiones a sólamente unos centavos. La falta de inversiones por inseguridad jurídica se soluciona, justamente, expropiando empresas. Quién lo hubiera dicho…

¿Alguien se acuerda de cómo andaba YPF cuando era del estado en los 80’s? Resumo un par de puntos, como para refrescar la memoria de los vejetes e introducción para los más jóvenes:

– Las estaciones de servicio daban lástima, eran una mugre total, tenían todas las mangueras por el piso, un peligro para la seguridad.

– Los empleados se afanaban la nafta, de acuerdo a su posición. El que servía el surtidor se afanaba un par de bidones, el que manejaba un camión y los supervisores se afanaban de a 500 litros.

– Te mezclaban la nafta súper con común y agua. Te destrozaba el motor y había que ir al mecánico cada dos por tres. (Hay escasez de mecánicos en el país y los autos nuevos son mucho más sensibles a estas cosas que antes…me pregunto qué pasará cuando vuelvan a hacer lo mismo).

– Se afanaban las herramientas, insumos, pilcha, lo que sea que no estuviera empotrado en el piso (y algunas cosas empotradas también), total «no es de nadie».

– En cada cajón de cada burócrata había un curro.

– Proveedores del estado y gerentes sobrefacturaban, diferían remitos y facturas y hacían todo tipo de artimañas para afanar guita de los contribuyentes, lo cual era mucho más fácil en un ambiente inflacionario como el de esos años.

– Había como 25.000 empleados, cuando sólo se necesitaban alrededor de 5.000.

O sea, gran cantidad de personas usaban YPF para poder tener un nivel de vida muy superior a lo que les permitía lo que en realidad producían. Total, pagaban los expoliados por los impuestos.

¿Por qué se vuelve a la YPF del estado?

Por tres motivos:

1 – Para usar la recaudación de ventas de la compañía para pagar los hidrocarburos que hay que importar, por lo menos por uno o dos añitos hasta que se funda (total, después vemos).

2 – Para volver a acomodar a esa gran cantidad de ñoquis y parásitos que «laburaban» o proveían al estado en los 80’s, vividores vitalicios de los contribuyentes.

3 – Tapar el escándalo de Boudou, Sumbutrule y Ciccone con una dosis de Nacionalismo. Como dijo Chiarutinni «En Argentina, el nacionalismo SIEMPRE garpa».

¿Qué hace la mayoría de la sociedad?

Festeja como si se hubiera ganado el mundial. Insulta y maldice a los españoles mientras entran a patotear a las oficinas de la empreas De Vido y Kiciloff (¿cuántos puestos ocupa el muchacho este? ¿Cobra un sueldo de gerente por cada uno este señor que es Marxista? ¿Sabrá que ocupando cargos, según su ideología, es un burgués vividor de los trabajadores?). Llora y festeja por la «recuperación» de la empresa para «el país».

¿Se puede ser tan, pero tan pelotudo y tan, pero tan xenófobo? ¿Se puede tener una mentalidad tan infantil o adolescente? Parecen nenes de jardín haciendo cantitos del estilo «Salita verde se la come, salita naranja se la dá».

La verdad que importa tres pepinos la nacionalidad del tipo que nos vende el petróleo, así como importa tres pepinos la nacionalidad del que nos vende una manzana, un auto o una computadora. Después los mismos que están cantando puteadas contra los españoles se rasgan las vestiduras cuando alguien dice, por ejemplo, «boliviano de mierda». Claro, eso es xenofobia y discriminación, pero putear a un español, a un brasilero o a un yanqui por el lugar donde nacieron no. Incongruencia pura.

El «autoabastecimiento» es algo trivial en un mundo globalizado. Lo que importa es simplemente poder realizar los intercambios necesarios, de lo que sea, para poder adquirir la nafta necesaria. Dado que  el petróleo es un commodity, el precio es el precio a nivel mundial. Para pagarlo más barato y que no haya faltantes, alguien tiene que poner la diferencia. Si lo hace el estado, te la está cobrando por otro lado con impuestos e inflación.

Por su parte, los gobernadores de las provincias petroleras, también tuvieron un pifie gigante. Salieron a aplaudir con los trapos, a salir en la foto con la reina y, cuando leyeron el proyecto vieron que, donde antes recibían regalías de 100 por la extracción de petróleo ahora van a recibir 49 y 51 el gobierno nacional, se dieron cuenta de que se tienen que pegar un tiro. O chupar más todavía las medias del estado nacional.

«Ahora YPF es nuestra, de todos los argentinos». Si no sos uno de los que tiene sueldo de YPF, uno de los proveedores o uno de los que afana ahí, es tuya para los gastos nomás. ¡A pagar se ha dicho, muchachos! A pagar más sueldos de la Cámpora, a pagar doble o triple a los contratistas, a pagar toda la reposición de insumos y herramientas afanadas…

Repsol es otro que se tiene que joder. Pagó una gran coima para jugar con las reglas de una patota y una mafia. ¿Y todavía se extraña que después le afanen lo que queda? Uno más que se fagocita el monstruo estatista. Lo que hay que preguntarse es: Si a una multinacional le puede pasar lo que le pasó ¿qué queda para la pequeña empresa o para la persona de a pié?

Y bueh, qué le vamos a hacer. El nacionalismo garpa. Agitando un trapo celeste y blanco se puede hacer cualquier cosa, pero CUALQUIER COSA, que casi 40.000.000 de personas te van a aplaudir, te van a pagar y te van a pedir por favor que…(la corto ahí porque mi vieja lee el blog).

Tristemente, sería tan, pero tan fácil tener «autoabastecimiento» y nafta barata en los surtidores: no expropiar / afanar, no inflar la moneda, permitir que el que gana plata la lleve a donde se le cante Y SACARLE EL 50% DE IMPUESTOS QUE EL QUE VA A CARGAR NAFTA PAGA EN EL SURTIDOR.

Pero claro, todo eso no da votos ni caja. Y hay que vivir la vida del burócrata ¿vió?

Siempre contra La Ley

La Ley de Say dice que “no puede haber demanda sin oferta”. Esto implica que, para poder demandar bienes y servicios, primero hay que haber producido y ofertado en el mercado algún bien o servicio.

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Say's Law: No Man Escapes It

Este principio es tan real como la Ley de Gravedad, pero los argentinos han tratado de ir contra él una y otra vez desde hace muchísimo tiempo. Y la historia siempre termina igual.

Desde la década del 30, la Ley de Say se viene negando desde el estado y los sucesivos gobiernos, a los que la mayoría de las personas no solo les cree, sino que además se suman a esta imposible cruzada de intentar vivir sin producir.

Analicemos un poquito la Ley de Say con un ejemplo muy simple. Supongamos que cultivo tomates, y mi producción es de 100 tomates por mes. Lo que puedo demandar en el mercado, de acuerdo a mi producción, es el equivalente en bienes y servicios a 100 tomates. Para poder consumir más que 100 tomates, sin producirlos, tengo dos opciones: endeudarme (o sea, negociar mis producciones futuras) o salir a afanarle al vecino y consumir con los bienes afanados.

La Ley de Say también se puede aplicar, en lugar de a una persona, a un país, y sería algo como “la cantidad de bienes y servicios importados que puede demandar un país, es igual a la cantidad de bienes y servicios que ese país puede exportar”. Lo que pasa dentro de las fronteras, es irrelevante para el análisis. Así, podemos desenmascarar fácilmente la impiadosa mentira desarrollista y proteccionista con la cual nos dicen que “si permitimos que entren productos importados, se destruye la industria nacional”. Evidentemente no: la cantidad de productos importados será, como máximo, igual a la cantidad de productos exportados, puesto que es la cantidad de divisas que se pueden obtener.

En los 30’s, el estado hizo buenas migas con un grupo corporativista que, para consumir más de lo que producía, empezó con regulaciones y restricciones. Así, estos señores pudieron “ganarle” a la Ley de Say: proteccionismo y regulaciones impiden la competencia, restringiendo la oferta, lo cual hace que se pueda pedir más por un bien igual de malo (maximización del precio y minimización de la calidad). En definitiva, lo que se hizo fue robarles la riqueza a los consumidores.

En los 40’s, por un lado se repartieron desde el estado grandes dádivas, que eran “ahorros” del banco central de los tiempos de la guerra. Así, los que recibían estas dádivas gozaban del fruto de lo no producido y consumían más de lo que producían. Esto no era más que dinero de impuestos previos, o sea, algo que se le había afanado a otro.

Las luchas por mejoras salariales cuando no hay aumento de la productividad, también son un intento de consumir sin producir. La única forma de que haya mejoras salariales es con mayores Tasas de Capitalización, que llevan a una mayor productividad. La excepción a esto es cuando se negocia en épocas de inflación, en la que todos están luchando por no perder justamente lo que producen.

Y ya que estamos, la inflación es también un intento de algunos para saltearse la Ley de Say: el Estado es el que quiere consumir sin demandar. Obra pública, más empleados públicos y dádivas obtenidos por el aumento de la masa monetaria es el estado obteniendo bienes y servicios sin haber producido. Lo que gana en este caso es favor político, en general traducido a voto y cargos. El “modelo” es, como dice Monteverde, tan anti-oferta y tan pro-demanda, que encima en determinado momento era mucho más conveniente demandar bienes al exterior mediante la compra de dólares baratos, que ponerse a producir.

La excepción a esto son, como siempre, los protegidos del estado como el señor de Lumigarco, claros herederos de aquellos corporativistas del 30’ que te venden a $2900 un LCD berreta mientras mandan un mono a la aduana para que no deje entrar los que en el resto del mundo se pagan $1250 (de mejor marca y calidad). Obviamente, están “torciendo” la ley de Say, afanándole a la gente.

Dejé para el final el más controversial. La progresía y los delirantes del desarrollismo le echan la culpa a los años 90 de que cerraran fábricas y que se importara todo y que esto “destruyó el país” y “se perdieron puestos de trabajo”. Sabemos que no se puede importar más de lo que se exporta ¿cómo es posible que haya sucedido esto?

Simple: el estado creció y se endeudó en divisas, con bancos privados y con los nefastos organismos que son el FMI y el Banco Mundial. Así, una vez más se hizo posible el sueño de los políticos de demandar sin producir. Endeudarse en divisas hizo que fuera más conveniente importar productos que fabricarlos internamente (estamos de nuevo ante un “modelo” anti-oferta y pro-demanda). Por eso, por un tiempo fue factible consumir infinidad de productos sin producir nada. Pero la mentira tiene patas cortas. Y la Ley de Say es como un agujero negro: nada puede escapar a ella.

En los 90’s se cerraron fábricas no por la libertad económica, sino por la deuda pública. Esta hay que pelearla a muerte en las discusiones.

Y los dejo con una frase de un viejo que, después de negarse un tiempo, se dio por vencido y aceptó a Say: “Cada argentino debe producir, por lo menos, lo que consume” – J.D. Perón

AutoDestrucción

Finalmente, la oposición se fue a su casa. Bajaron la persiana, cerraron el kioskito y listo. Claro, una derrota aplastante de 50 a 12 genera ese efecto en cualquiera. Ahora, ¿cómo es posible que en una República pase algo así? Se supone que el sistema está basado en la división de poderes y la alternancia, sin embargo, quien va por un tercer período tiene la mayor popularidad.

Fue la misma oposición la que le abrió las «puertas del trono» al kirchnerismo y al populismo. Desde el principio. Ah, la oposición y los malvados «medios hegemónicos».

Primero, todos, pero todos aplaudieron el Golpe de Estado que se le asestó a la Corte Suprema de Justicia. Fue removida por medios no establecidos en la Constitución, a través de operaciones mediáticas y con toda la oposición aplaudiendo de pie. Lo que buscaban muchos (bah, el grupo Clarín) era que se convalidara la pesificación asimétrica (y la consecuente licuación en las deudas adquiridas al expandirse de una forma descomunal) y que la Corte afín al gobierno no hiciera lugar a ningún reclamo por los supuestos dólares que habían depositado.

Coup D' Etat

¡Tomá, corte Menemista! ¡Ahora queremos una corte Kirchnerista! Siempre ofcialismo judicial, eso sí.

Siguiendo con el juego, el poder y los medios hicieron una importante movida para remover de los medios masivos de comunicación todo debate político y todo humor político. Primero sacaron a todos del aire (probablemente a cambio de algún tipo de favor). Después, todos los que quedaron refugiados en el canal de cable P&E, fueron comprados por el grupo Clarín, que lo cerró (todo esto mientras el maléfico Magnetto tomaba cafecito con Néstor).

Mientras, casi todos los periodistas miraban con simpatía las formas en las que el presidente «construía poder», cosa que no debería ser necesaria en una república: el poder ya está construido a través de ciertas instituciones y, los que temporalmente las administran, pueden realizar una serie de acciones a través de las mismas, pero nada más ni nada menos. Muy pocos se animaban a criticar esa forma de detentar el poder, ni hablar de mostrar que, a través de las mismas formas, el finao había manejado su provincia como un feudo.

En el conflicto con el campo, Clarín se dió vuelta (¿habrá pensado que se le acababa el poder a ese gobierno y era tiempo de estar en la vereda de enfrente? ¿no daba para más arreglar las tapas con don Albert Fernandez? ¿un mix?). Además, creció el sentimiento anti-gobierno, a tal punto que, el mismísimo invencible Néstor K, perdió en la Provincia de Buenos Aires a manos de De Narvaez.

Y atenti, que acá es cuando la oposición se pone una fábrica de armas, le dá gas a la línea de producción y cada bomba que sale de ahí, se la da al oficialismo para que los mate.

Después de las elecciones, el oficialismo apuró dos leyes fundamentales para mantenerse en el poder: La estatización de Aerolíneas y la estatización de los fondos de pensión, o sea, de las AFJP. La oposición recién electa, tendría que haber hecho lo imposible para que temas tan importantes como esos, tuvieran un debate mayor a los seis meses que faltaban para el recambio legislativo. En cambio, ambos proyectos fueron votados por una amplia mayoría, tanto oficialista como opositora (tanto de los que estaban en ejercicio, como de que los recién electos no pusieron el grito en el cielo).

Aerolíneas había sido, hasta antes de su privatización, una cueva de ladrones y curros, colonizada por gremios, con gente que no laburaba nunca, etc. Luego de su privatización, siguió dando un mal servicio, justamente porque las regulaciones laborales y la unicidad sindical, permitían que los gremios apretaran, laburaran para el orto, etc. Pero bueno, por lo menos no la pagaban todos con impuestos. ¿Qué pensaba la oposición que iba a pasar cuando se le volviera a poner una banderita argentina a la empresa? ¿Que se iba a convertir en una empresa eficiente, con bajos precios y mejor servicio? ¿Que mágicamente se iba a convertir en una aerolínea modelo? ¿A nadie se le ocurrió que iba a pasar lo que siempre pasó con las empresas estatales? O sea, que se iba a convertir en una cueva donde el oficialismo de turno acomodaba a sus militantes.

La cueva de Ali Baba

¡Los tesoros de Aerolíneas! ¿Podré acomodar a algún amigacho?

La estatización de los fondos de pensión, lo mismo. Hasta el momento era un sistema bastante malo, hiperregulado, con altas comisiones y con la obligación de las empresas de, cada tanto, comprar títulos de la deuda pública. Ahora ¿era la solución estatizarlos? ¿Qué pensaban que iba a hacer el ejecutivo? ¿Pagarles las sentencias a los jubilados? ¿O hacer lo que hizo el estado cada vez que metió mano en los fondos de pensión? O sea, repartirlos con los amigos, generar obra pública y cargos estatales donde meter a sus partidarios y militantes y dedicar una buena parte al clientelismo político.

No contentos con esto, la Coalición Cívica trató de ser más buena que Papá Noel y los Reyes Magos juntos y dar un subsidio a cada menor de edad. Así de la nada y porque sí, creyendo que por dar plata de la nada, bah, afanándosela a otro, puede reducirse la pobreza del país. Y le dá las llaves del reino al oficialismo. El ejecutivo es el encargado de repartir esa platita. De nuevo ¿Qué pensaban que iba a pasar con eso? ¿Que de repente todos los habitantes de la argentina se iban a volver instruídos y que iban a disociar que alguien le dé esa plata de su dependencia de los mismos (y su «deuda»)? ¿Acaso no nadie pudo hacer una analogía de lo que había pasado en Argentina en 70 años de populismo, dádivas y clientelismo? ¿Y con qué platita se hace eso? ¿con la de los fondos de pensión? ¿con la de las sentencias no pagadas? Claro, total los mayores de 65 no tienen que ir a votar.

La oposición que había ganado la mayoría de las bancas en el 2009, tenía el derecho de hacerse con la presidencia de la cámara de diputados y de la mayoría de las comisiones clave de ambas cámaras. PARA ESO LOS HABÍAN VOTADO. Sin embargo, para no ser «destituyentes» y para no «desestabilizar» al gobierno, le dejaron al oficialismo la presidencia de la cámara y de las comisiones. A ver si les entra: EL TRABAJO DEL CONGRESO ES DESESTABILIZAR AL EJECUTIVO. Es tenerlo siempre en jaque y evitar que trate de ganar poder y llevarse puesta a la república. El trabajo del congreso no es hacer leyes que digan si puede o no haber un salero en un restaurant, sino cuidar a los ciudadanos de posibles arrebatos y avances del poder ejecutivo. Digamos que tiene que revisar todas las leyes existentes y ver cuáles están al pedo y sacarlas, cuáles deben ser actualizadas y cuales están claramente contra la Constitución y derogarlas.

La ley de medios es un espanto inconstitucional por el cual se quiere manejar a la prensa desde el poder. A TODOS los políticos les encantó. Claro, la prensa se encarga de mostrar que son humanos, que tienen falencias, que se mandan cagadas grandes como un avión de aerolíneas, que muchos son corruptos, etc, etc. No se habían animado antes, pero TODOS la votaron. De nuevo ¿Qué pensaban que iba a hacer el ejecutivo con esta ley? ¿Darles medios de comunicación al radicalismo? ¿Repartir equitativamente publicidad oficial? ¿O crear una máquina propagandística a su favor, que denoste a todo disidente, tanto de los medios de comunicación como de la oposición? Digo, ya hacía unos cuántos años que estaba el kirchnerismo en el poder, además de que era lo mismo que habían hecho en Santa Cruz.

Finalmente, la Ley de Partidos políticos. Ah, ¡bendita ley! De nuevo, la votaron TODOS. Esta ley hace que sea extremadamente difícil crear un nuevo partido político, restringe las formas de financiamiento de campañas y anuncios (todo guita que entrega el mismo estado), tiempos de las campañas  y, también, fija las internas únicas abiertas y obligatorias. Los partidos políticos son instituciones intermedias para presentar y decidir quiénes van a disputarse el ejercicio del poder. Se supone que sean independientes del estado, que tomen decisiones propias cuando quieran y como quieran, consultando a sus afiliados o a dedo, tejan alianzas, negocien planes y demás. Pero así, es el propio estado y el ejecutivo quien les impone la agenda y los tiempos.

Y así llegamos al 50 a 12. Cada decisión de la oposición, durante años, fue equivocada. Cada vez que tuvieron la oportunidad de ponerse del lado de la República, se pusieron del lado de la demagogia. Cada vez que pudieron ponerse del lado del ciudadano y proteger su propiedad y su libertad, le regalaron una nueva caja a los que detentan el poder. Cada vez que pudieron juntarse para remover a una runfla de bandidos del poder, se pelearon como divas de calle Corrientes y diluyeron lo que habían conseguido.

El radicalismo terminó de morir, Lilita firmó el obituario de la Coalición, Duhalde fue comido por el monstruo que creó, Clarín se está por comer una tremenda embestida y a Proyecto Sur ya no lo conoce ni su fundador. Una sola palabra: JODANSÉ! Son víctimas del mismo monstruo que crearon. ¿Pensaban que podían ser más peronistas que el peronismo? ¡Miren qué bien que les salió! ¿Pensaban que había que recuperar la «fuerza» del ejecutivo después del 2001? ¡Miren qué bien que les salió! Tanta fuerza le dieron que se los llevó puestos.

En un país donde las provincias que tienen un 60% de empleados públicos y/o personas con subsidios personales el oficialismo arrasa siempre.

EL ESTADO SE VOTA A SÍ MISMO.

Como dice José Benegas: «Cría estado y te comerá votos».

RIP

Aquí yace la oposición....de formas, no de fondo.

OPOSICIÓN, DESCANSÁ EN PAZ. No te vamos a extrañar y lo tenés bien merecido.

Ley anti-pobreza YA!

Aquellos que tienen la patología de idolatrar al estado, los estatólatras, le asignan cualidades mágicas al mismo y creen, cuál si fuese un dios romano, que tiene la capacidad de realizar lo que para un simple ser humano es irrealizable.  Su poder divino son  las leyes que todo lo pueden.

La jubilación mínima de un 82% móvil se concreta con una simple ley sin importar si está o no el dinero para pagarlas o si quiebra el sistema de inseguridad social, la basura se elimina de las calles con la Ley de Basura Cero sin importar que los niveles se mantengan a idénticos niveles antes de la ley,  la inflación se resuelve con una ley por mas que la maquinita este funcionando al 100%, y por supuesto los salarios se elevan simplemente con una ley de salario mínimo bien alta (bastantes tacaños los políticos en Argentina que no proponen un salario mínimo de $ 10.000).

Algo así es lo que cree la presidenta  Cristina Fernandez de Kirchner según lo que expresó hoy en su alocución de cada día:

Miren el otro día estaba mirando unas cifras: la Argentina tiene el mejor salario mínimo, vital y móvil de toda la región

Genial! Un  salario mínimo, vital y móvil (encima  vital y móvil, vamos todavía!) más alto que en cualquier otro país de la región, somos el país que la tiene mas grande.

Claro que no tomamos en cuenta un pequeño dato, este salario mínimo plasmado por ley está lejos de la realidad del capital disponible en Argentina, que es lo que al final del día determina el nivel de los salarios.

Hace poco nos informaban en La Nación, aunque seguido de un análisis paupérrimo, que la gran mayoría de los empleados de los estratos sociales más bajo estaban en negro, esto se da por el simple hecho de que si estuviese aplicado el salario mínimo de manera rigurosa, toda esta gente se quedaría sin trabajo, ya que como comentábamos recién está desacoplado de los niveles de salario de acuerdo a la cantidad de capital disponible:

Tres de cada cuatro personas que tienen un empleo y están ubicadas en el estrato social más bajo desarrollan sus tareas en la economía informal.

Por supuesto, que esta última información  no es importante, porque mas allá de lo que muestre la realidad, la presidenta se puede  vanagloriar de que tenemos el salario mínimo mas alto de la región, por más que en la realidad un 75% de los más pobres del mercado laboral ganan por debajo de ese salario.

¿Que está esperando la presidenta para declarar la abolición de la pobreza, la eliminación de la inflación, y el final la desnutrición mediante algún Proyecto de Ley, o de sus tan queridos Decretos de Necesidad y Urgencia?

Mañana mas sobre el tema.

Ni uno se salva

A todos los políticos les gusta el despilfarro. Y más cuando el dinero es de otro. El esfuerzo es ajeno. Pero los méritos se los llevan todos ellos.

De izquierda y de derecha, el despilfarro no tiene ideología. Ahora Macri utilizará fondos de los ciudadanos para montar pantallas gigantes en varias plazas para ver el mundial de futbol.

Pensar que para esto laburamos medio año!!!

Clientelismo

Un gobierno que le quita a Juan para darle a Pedro siempre puede contar con el apoyo de Pedro. George Bernard Shaw

Porque si no lo apoya le quitan el plan…

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