Un gran polo en Buenos Aires

Como si tuviesen la varita mágica los legisladores del PRO , entre otros, crearon un polo audiovisual.

En que consiste el proyecto:

La ley, impulsada por el PRO y resistida por legisladores de Proyecto Sur y parte del bloque de la Coalición Cívica, delimita un área de 720 hectáreas en La Paternal, Chacarita, Colegiales y Agronomía con centro en Palermo Hollywood. Las firmas vinculadas con la producción audiovisual que se instalen o que ya estén instaladas allí no pagarán ABL ni impuesto al sello durante 15 años –para las nacionales– o 10 años –para las extranjeras. El Gobierno espera de esta forma que se repita el impulso que tuvo Parque Patricios con el polo tecnológico.

Por lado podemos decir que el proyecto es abusrdo, intentarán fomentar un polo audiovisual donde ¡ya existe un polo audiovisual!. La zona de Palermo Hollywood no se llama asi por un mero capricho de los habitantes de ese barrio, o de las inmobiliarias de la zona. Su nombre se debe a que se han instalado en los últimos 10 años un gran numero de productoras, estudios de TV, y demás empresas vinculadas a la comunicación.

Por supuesto que una exención de un impuesto, en este caso el ABL, a determinado sector es bienvenida. Por más de que se trate de una herramienta utilizada por los funcionarios para estimular ciertos sectores de la producción no podemos oponernos a la nueva situación en la que se encuentran las empresas alcanzadas por esta ley: el gobierno deja de tomar por la fuerza parte de su ingreso legítimamente obtenido. Aún si este tipo de legislación termina teniendo efectos contraproducentes en otros sectores que de gozar de los mismos beneficios fiscales serían igual o más productivos, es preferible este tipo de intervencionismo, que las trasnferencias forzosas de un sector a otro a través de algún subsidio.

Como dice Sheldon Richman, «Los subsidios deben ser rechazados. Las oportunidades para mantener su propio dinero, no.»

Es decir, si bien este tipo de beneficios fiscales puede hacer dudar al liberal que percibe detrás de tales políticas la existencia de intereses creados, y la promoción de distorsiones en otros sectores, la realidad es que las mismas son preferibles a que se promueva la actividad  mediante subsidios y otros mecanismos donde se le priva de su ingreso a un sector de la sociedad, y el beneficiario se aprovecha de ese robo.

Los libertarios debemos apoyar las reducciones de impuestos, de cualquier tipo, sin embargo, al mismo tiempo denunciar este tipo de prácticas discriminatorias, intentar ampliar los alcances de este tipo de políticas, para que el derecho de mantener los ingreses obtenidos de forma legítima sean extensivos para todos.

Por último, los legisladores deberían ser coherentes, y si entienden que la reducción de impuestos y burocracia incentiva un sector económico y promueven polos industriales, la reducción de impuestos y burocracia en TODOS los sectores promovería que la ciudad sea un gran polo industrial.

«Los esfuerzos para ampliar estas excepciones podrán no tener éxito, ya que irían contra el objetivo de los políticos, que es manipular las conductas privadas. Pero, por lo menos, podemos exponer el punto que es mejor para la gente gastar su propio dinero en sus propios objetivos», concluye Richman.

Mientras tanto, y con lógica política (es decir, contrario a la lógica) se planifica una suba del 40% del ABL para el resto de los habitantes.

Trabajar para el señor Estrado

Rubén estaba contento. Luego de un largo día de trabajo, la hora de cierre del negocio se acercaba y asomaba cada vez más cercano el fin de semana y su merecido descanso. Despidió a sus empleados hasta el lunes siguiente mientras cerraba la persiana metálica que protege a las vidrieras cuando el local permanece vacío.

No había llegado todavía a su casa, a 5 cuadras del local hacia el lado contrario a la avenida, cuando ya estaba pensando a dónde podrían ir a disfrutar el domingo con su mujer y sus hijos. ¿Irían a comer algo con sus hermanos y sus hijos? ¿Armarían unos sandwiches y se irían en auto a algún lugar dónde pudieran disfrutar el verde de la naturaleza? ¿Se quedarían hasta tarde en la cama todos juntos?

Un golpe seco en la cabeza despertó de golpe a Rubén de sus ensoñaciones.

– Garmendia, ¿qué está haciendo holgazaneando de esa manera?

– Disculpe señor Estrado, siento que estoy un poco afiebrado y pensé que podía descansar unos minutos hasta que se me pasara el sopor.

– Garmendia, ¿no entiende lo que pasa cuando usted deja de trabajar?

– Si señor Estrado, lo sé. Me lo repite a diario. Pero creo que si me exprimen de esta manera no puedo rendir todo lo que quisiera. Conozco mi potencial y se que podría producir más, pero de esta forma…

– Garmendia, déjese de cháchara. Todavía no cubrió la cuota de trabajo para mantener al señor Peralta, ni la del señor Mayoral, muchísimo menos las de los señores Rubinsky, Acosta, Tartaglia y, menos que menos, la mía. Recién cubre las cuotas de trabajo de los señores Urlezaga, Rodríguez y López Ámbar. Así que no holgazanee, que tiene cola antes de llegar a su propia cuota de trabajo.

– Señor Estrado, a veces siento que pierdo el sentido de por qué trabajo tanto para estos señores cuando la mayoría de las veces no cubro mis propias cuotas de trabajo. ¡Ni siquiera los conozco! Si tan solo alguien pudiera hacer una parte de mi cuota de trabajo como hacen otros por ellos, estaría un poco más aliviado e incluso podría traer innovaciones al trabajo que hoy se me hacen imposibles de implementar.

– Garmendia, ¿está usted cuestionando la estructura de trabajo que nos organizó el señor Liderman? ¿Cuántas veces se lo tengo que explicar? Liderman organiza y planifica las necesidades de todos nosotros y cómo las vamos a satisfacer. Divide esas metas entre varias personas. El señor Peralta es quien organiza nuestro rubro de trabajo asistido por Mayoral. Rubinsky transcribe las órdenes de Peralta y Mayoral, documentos que son controlados por el señor Acosta. Tartaglia es quién organiza alfabéticamente los documentos controlados por Acosta y me los acerca a mí para que reparta el trabajo entre ustedes y los controle. Urlezaga controla el ordenamiento hecho por Tartaglia para que yo no me pierda y Rodríguez verifica que los documentos estén en buen estado. López Ambar, como usted sabe, me avisa cuando alguno de ustedes está holgazaneando. Es muy simple, no entiendo después de tanto tiempo cómo todavía no lo entiende. ¿Se olvida, por otra parte, quién eligió al señor Liderman? ¡Ustedes, Garmendia, Ustedes!

– Señor Estrado, es que cada vez somos menos los que estamos trabajando, y son más los que están por sobre nosotros, recibiendo nuestras cuotas de trabajo. La semana pasada el señor Tartaglia no formaba parte de la estructura. Si tan sólo yo pudiera…

– Garmendia, ¿está usted insinuando que quiere dejar de hacer ese trabajo? Claro, muy bonito, ¡pero no veo de qué manera podríamos luego cumplir con las cuotas de trabajo necesarias para cumplir las metas del señor Liderman!

– Señor Estrado, alguien más podría hacer lo que yo hago, incluso nos podríamos repartir un poco…

– Garmendia, no sea ridículo. Cada día es más difícil encontrar gente productiva para que nos ayude a acercarnos a las metas del señor Liderman. Sabemos que históricamente nunca las hemos llegado a alcanzar, pero creo que si usted pusiera un poco más de empeño, seguramente en unos 10 o 20 años más podremos llegar a buen puerto. En ese sentido soy muy optimista.

– ¡Pero señor Estrado!…

– Garmendia, no busque mis límites. Sabe que puedo llamar al señor López Ámbar y usted, más que nadie, conoce los poderes que le he encomendado.

– Sí señor Estrado, lo que usted diga.

Garmendia no pudo dejar de pensar en aquel día en el que podría, simplemente, haber dicho que no. Pero todos le hicieron notar que tenía que ser más solidario e ir con la mayoría. Realmente sentía, en aquel momento, que podía hacer algo por los demás de esa manera. Ahora se daba cuenta de lo que significaba hacer algo por los demás a la fuerza.

Era simplemente decir que no. Y en lugar de todavía faltarle 10 horas más de trabajo a las 12 que ya llevaba trabajando, estaría pensando de qué manera podría disfrutar aquél domingo con Estela y los nenes.

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