Lenguaje

Dicen los expertos que las palabras que tenemos en nuestro vocabulario condicionan cómo pensamos. Así, una persona más culta será capaz de pensamientos más profundos que una persona que no lee, y mucho más capaz que, por ejemplo, un cartonero, que supuestamente maneja un vocabulario de 200 palabras.

Los distintos idomas, entonces, pueden hacer que pensemos distinto respecto de ciertos temas:

Otros dicen que el lenguaje es sabio, y las palabras ocultan su real significado. Por ejemplo, «casamiento = en casa, miento» o «el verano sirve para eso: para ver anos».

La palabra impuesto es mucho más acertada que su equivalente inglés tax, porque es justamente algo que está impuesto.

En cambio, taxpayer («pagador de impuestos») funciona mejor que contribuyente, porque esta última nos puede dar la impresión de que la gente los paga voluntariamente.

Ahora, si bien desde este blog promovemos la libertad y no nos gusta obligar a la gente a hacer cosas, hay una palabra que debería ser cambiada: gobierno. Hablar de «gobernante» nos pone inmediatamente en la posición de súbditos. El presidente no es el soberano; no tiene ningún derecho sobre los ciudadanos. No puede suprimir sus libertades ni violar sus derechos individuales. Es mucho mejor que empecemos a utilizar la palabra administración, porque al fin y al cabo el presidente y su gabinete son empleados de la gente, designados para administrar temporalmente lo público.

Si el administrador de nuestro edificio nos dice que a partir de ahora no se pueden tomar bebidas alcohólicas en nuestros respectivos departamentos, le vamos a decir que claramente el que no debería tomar alcohol es él, porque está borracho al intentar decirnos qué podemos hacer con nuestro propio cuerpo en nuestra propiedad (si no estamos violando derechos de terceros, claro). O, si nos dice que las expensas van a aumentar 100% durante un año, pero que a cambio a todos nos van a instalar un equipo de aire acondicionado (y, probablemente, un amigo del administrador obtendrá la licitación, o él o ella se quedarán una «comisión» por haber conseguido el laburito), le vamos a decir muy cordialmente que NOSOTROS decidimos si queremos o no un split, y pondremos el modelo que se nos antoje, cuando se nos antoje.

Por eso es tan importante lograr que el poder de la administración pública esté como máximo en el tamaño de un municipio: si el administrador se excede, allí estará la turba iracunda para hacerle entender que está equivocado, y propondrá un nuevo intendente.

Power to the people

Más de una vez se ha expresado en este blog  nuestras ideas sobre el Estado, las políticas impositivas y la inmoralidad de iniciar la fuerza sobre una persona o su propiedad.

Hoy voy a proponer ir un paso antes y es, solamente, invertir la pirámide de cómo se recaudan los impuestos.

En la actualidad, la mayoría de los impuestos son recaudados por la AFIP y el ANSES: IVA, Ganancias, Bienes Personales, Importacion, Exportación, Retenciones, etc. Este dinero se concentra en manos del Estado Nacional, que luego coparticipa una parte a las provincias, que a su vez distribuirán una parte en los municipios. También hay una pequeña cantidad de impuestos provinciales y municipales.

Para una “República Democrática, Representativa y FEDERAL” esto no es de mucha ayuda. Las personas eligen a sus representantes de los tres poderes a nivel local, regional y nacional, pero los recursos con los que se mantendrá la estructura estatal están en las manos, únicamente, del Estado Nacional.

Esto, junto con la posibilidad de que el Estado Nacional administre una cantidad de fondos de manera totalmente arbitraria y sin rendirle cuentas a nadie es muy perjudicial para el federalismo y para la democracia.

Y dado que los “representantes” se llenan la boca hablando de los milagros de la democracia y cómo la democracia es lo mejor que le pasó a la humanidad, voy a hacer unos planteos a ver si pueden ser congruentes con los mismos:

Democráticamente elegimos a un representante regional (gobernador) cuyas ideas políticas son opuestas o tienen grandes diferencias con las del representante nacional (presidente) y que la totalidad del poder legislativo nacional.

Los recursos del Estado, pagados por las personas, se convierten entonces en un arma de fuerza y presión de los gobiernos nacionales sobre los provinciales y los locales.

No te sigo. ¿Cómo es esto? Fácil. Todos los recursos van a parar a las arcas nacionales. A fin de que la administración regional fracase, el gobierno nacional podría:

a) Entregarle los fondos provinciales más tarde de lo que se los necesita.

b) Cambiar, mediante la legislatura, la cantidad de fondos que le corresponde a cada provincia y dejar a los gobernadores de partidos contrarios con una cantidad de fondos desproporcionada respecto de lo que recauda.

c) Entregar fondos a provincias de su partido a fin de que subsidien ciertas industrias en perjuicio de una provincia vecina de la oposición.

Claramente nadie puede defender a la democracia y no estar de acuerdo con que si la gente votó a ciertos representantes regionales, éstos deben ser respetados por el gobierno nacional y éste no puede organizar algún tipo de “golpe institucional” o “desestabilizar “ a los gobiernos provinciales. Esto es justamente lo que sucede cuando toda la guita está en una gran bolsa que administra un grupo de personas.

Para evitar golpes y desestabilizaciones, se propone que los impuestos sean cobrados y administrados directamente en los municipios. Dado que seguridad, justicia, obras públicas, salud, educación y asistencia social son administrados localmente, tiene todo el sentido del mundo que los recursos para financiarlos sean también recaudados localmente.

A su vez, los municipios le enviarían una parte de los recursos a sus provincias, para todo lo que no puede hacerse localmente: rutas y autopistas provinciales, obras de energía, etc. Y las provincias tributarían también al Estado Nacional para lo que no se puede hacer regionalmente: comunicación de rutas provinciales, justicia de niveles superiores, relaciones internacionales, etc.

Por un lado, esto generaría responsabilidad sobre las personas que recaudan y administran los impuestos. Si tu intendente te está cobrando 30% de IVA y tu ciudad está llena de pozos, chorros que entran y salen y los juicios entre privados tardan siglos, se junta una turba iracunda de vecinos y va a pedirle explicaciones al mencionado señor. Y nunca puede tener una excusa de que “no hay fondos / no me mandaron la plata / esto lo tiene que hacer el Estado Nacional”.

Asimismo, cada municipio podría administrar y generar políticas fiscales para beneficiar a su población: bajar impuesto a las ganancias, subir el mínimo no imponible y dar excenciones impositivas para algunos tipos de industria a fin de que se radiquen inversiones en la zona. Ni que hablar de bajar el IVA, por lo menos en algunos productos, haciendo que las personas con menos recursos sufran menos sus efectos.

Descentralizar el dinero reduce el poder que tienen los “gobernantes” sobre las personas. Una intendencia que asfixie a las personas con impuestos para eternizarse en el poder con clientelismo, simplemente perderá a los ciudadanos que más riqueza generan. Se mudan todos a la ciudad de al lado a 60Km y listo.

También se reduce el poder que gobernadores y presidentes tienen sobre los intendentes. Ahora la bolsa está en las otras manos, así que el gobernador depende de los intendentes y tiene que portarse muy bien y llevar una buena gestión si quiere tener los recursos. Y exactamente sucederá lo mismo con la presidencia. Si las tres provincias que más aportan tienen importantes negocios con Brasil y al presidente de turno se le ocurre por capricho cortar las relaciones, trabar las aduanas o lo que sea, las personas no tienen más que presionar a sus intendentes, que presionarán a sus gobernadores, que presionarán al presidente para que se deje de romper o no hay mas guita.

¿Y qué pasa si las provincias se ponen de acuerdo y “desestabilizan” al Estado Nacional?

Dado que la mayoría de los servicios y organización están en la base de la pirámide, no habría casi razones para hacer algo así. Y si hubiera alguna movida, tendría que ser organizada por las provincias, donde tendría que ser organizada por los municipios, donde tendría que ser organizada por las personas. Y si las personas no están de acuerdo con sus representantes, porque, por ejemplo, se vuelven locos y quieren romper relaciones con todos los países, tienen todo el derecho a removerlos. Por eso el país es una Democracia representativa.

¿Y qué pasa cuando una provincia tiene una catástrofe como inundación, sequía o mala cosecha?

Primero y principal, podría bajarse la cantidad de impuestos que se recaudan, para paliar la crisis sobre los sectores más necesitados. Después, podrían pedirse préstamos a otras provincias o municipios que justo hayan tenido superavit o que tengan políticas de ahorro de algún tipo. O préstamos a privados, o pago adelantado de impuestos con una quita a futuro o lo que sea necesario. Las posibilidades son infinitas.

¿Y esto no debilitaría al Estado?

Personalmente no entiendo bien cuál es el sentido de tener “un Estado Fuerte”, salvo para combatir a algún ejército extranjero que venga a expropiar o esclavizar a las personas.

Por otro lado, no necesariamente sería un Estado Débil. Tal vez habría algunos municipios que provean servicios de calidad con los impuestos y la gente los acepte, y otros que privaticen gran cantidad de cosas porque así ven sus ciudadanos que es lo mejor. Así, además de ser fuerte, la organización se vuelve extremadamente flexible, cualidad muy útil para tiempos de crisis.

Seas anarquista, liberal libertario, liberal clásico, conservador, progre o socialista, no podés negarte a hacer la prueba de algo así. Si tu ideología es la mejor para las personas, las ciudades que más se acerquen a ella evidentemente serán las más prósperas y el resto las irán copiando.

Así que, como decía Lennon “Power to the People”, que cuando se le dio el poder a un grupito chiquito así le fue al mundo.

Autonomía e Hipocresía

Días atrás la corte suprema (de pollo con guarnición, para mi) dio la orden al gobierno de Santa Cruz de restituir en su cargo al al procurador provincial Eduardo Sosa, quien fuera desplazado del mismo durante la ultima gobernación de Nestor Kirchner.
Coincido con el ministro Fernandez en señalar que la corte suprema nada tiene que hacer en los gobiernos de las provincias, y que cada una debe gozar de la autonomía que corresponde al federalismo para formar y modificar los planteles de funcionarios de gobierno que se le vengan en ganas. Sin embargo, hay cosas muy fuera de tono:

Según el ministro, no se puede cumplir el fallo porque «para que no se conspire con la intangibilidad de esta persona hay que terminar con la intangibilidad de otro». Si hay intangibilidad de uno, ¿por que fue tangible en su momento? Si fue tangible aquel a la hora de removerlo, bien podría ser tangible el actual a la hora de enmendar la violación a su intangibilidad.
De todas formas, la «intangibilidad» es un mamarracho legal. ¿Por que los taxistas, changarines, o mozos no tienen puestos «intangibles» y los funcionarios de gobierno si? ¿A esto llaman igualdad ante la ley? O todos tenemos trabajos intangibles, o no lo tiene ninguno. Eso si es igualdad.

También dijo que para «asegurar, proteger y vigilar la integridad, la autonomía y la subsistencia de las provincias, dentro de la unidad coherente del estado federal al que pertenecen». Ya que el señor ministro aquí se rasga las vestiduras en defensa del federalismo, lo mejor que puede hacer es pedir la derogación de la ley de coparticipacion que mantiene a las provincias rehenes del estado central hace casi un siglo, rompiendo con todo orden federal imaginable. Si hay que defender la autonomía, hay que hacerlo para todo, no solo para las cosas que le convienen al señor ministro.

Con respecto al gobernador Peralta, si realmente cree que quieren “invadir Santa Cruz» y que eso lo habilita a desoír sin mas a los fallos de la corte suprema de la nación; lo que debería hacer, si no fuese hipócrita, es declarar la secesión de su provincia para empezar a funcionar como un país autónomo e independiente del poder opresor que los agobia. Claro que para esto hay que tener mucho espíritu independentista, no deber favores políticos a nadie y ser un funcionario integro que no tiene en su horizonte nada mas que la defensa de los derechos individuales de sus conprovincianos. Cosa que en el gremio de los caudillos provinciales no abunda para nada.

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