Estados Unidos: una victoria entre la derrota

El triunfo del último martes de Barack Obama aclaró todas las dudas acerca de quien iba a liderar la nación más poderosa del mundo.  De hecho, esa era la única duda. Ya que en cuanto a las propuestas de los dos principales candidatos, el vencedor Obama y el republicano Mitt Romney, ofrecían versiones similares.  A ninguno de los dos realmente les molesta mantener abierto un campo de concentración en Guantanamo, las ejecuciones extrajudiciales de ciudadanos norteamericanos en el exterior, sin proceso previo ni derecho a la defensa, el sostenimiento de un verdadero imperio con 900 bases militares en 130 países, la expansión del gasto público, el bombardeo de  Afganistán, Irak, Yemen, Pakistan, Libia, y tal vez de más países en esta nueva etapa, el apoyo a los manejos discrecionales de la Reserva Federal, más salvatajes a empresas con dinero de los taxpayers, más endeudamiento, la continuación con la guerra contra las drogas la gente que consume sustancias prohibidas. Ni hablar que la mayoría de estas políticas van en contra de la propia Constitución que deciden defender.

Sin embargo, a pesar de los problemas de la democracia, el martes último  tuvieron lugar dos importantes decisiones en los estados de Colorado y Washington: la aprobación de la re-legalización de la marihuana, por medio de una consulta popular. Es que los americanos, además de elegir presidentes, diputados y, en algunos casos, senadores, también pudieron votar a favor o en contra de diversas propuestas que promueven ciudadanos, y ONGs a nivel estatal.

La producción, distribución y venta de marihuana volverá a ser legal en Colorado y Washington.

La re-legalización de la marihuana para uso recreativo en estos dos estados, los primeros de la Unión, se dará bajo un estricto marco regulatorio, con altos impuestos, y la necesidad de obtener una licencia estatal para poder venderla. En otras palabras, el cannabis pasará a ser regulado de una forma similar al alcohol.

Definitivamente es un gran avance, aunque sea un primer paso. El gobierno de Obama ya indicó que va a continuar persiguiendo los delitos alcanzados por la  legislación federal anti-droga, como viene haciendo en los estados en que fue legalizado su consumo para uso medicinal (como es el caso de California, entre varios), y ahora para uso recreativo (como las propuestas recién aprobadas en Colorado y Washington) también. A pesar de esto, la re-legalización de la marihuana abre las puertas para un debate más profundo sobre la razonabilidad y la ética de la guerra contra las drogas.

¿Qué se votó ayer en Colorado y Washington? La enmienda 64 aprobada ayer en Colorado, contempla la eliminación de las penas por producir, distribuir y vender marihuana, bajo ciertas condiciones (licencia estatal, impuestos, edad mínima, etc.), similar a la de Washington. Es decir, a diferencia de lo que sucede en Holanda donde solamente la venta minorista (y con un máximo de 5 gramos por personas) esta legalizada, en estos estados la legalización alcanza a todas las etapas de producción y distribución.

Es verdad que este es solamente un primer paso, y uno muy pequeño, sin embargo, este resultado debe ser analizado con optimismo. Los procesos de transformación social no se dan de la noche a la mañana, por eso es relevante una serie de cambios, pues es probable que estemos ante la piedra fundamental de una nueva etapa en el debate sobre las drogas en Estados Unidos y a nivel mundial.

Cuando se comienza a abrir la puerta que permite más libertad, la propia fuerza de la iniciativa genera que en muchos casos el avance de la libertad sea imparable. Un claro ejemplo de esto lo podemos encontrar en ocurrido en Berlín en 1989. Los berlineses orientales ignoraron los controles de frontera y terminaron por derribar el muro apenas escucharon las primeras noticias de que las restricciones migratorias habían sido aliviadas.

Otro ejemplo de un proceso de transformación social es el caso de la esclavitud. La esclavitud era una institución muy arraigada en muchas sociedades. Su eliminación fue progresiva. En el caso inglés se comenzó aboliendo el comercio de esclavos y, 25 años más tarde, se terminó por desterrar por completa la esclavitud en Inglaterra. Los abolicionistas no se opusieron a un avance parcial como el de 1807, pero tenían claro cual era su objetivo final. En este sentido la frase del famoso abolicionista norteamericano William Lloyd Garrison es muy clara: «Insta a la inmediata abolición tan seriamente como podamos, lo haré, ¡ay! será gradual la abolición al final. Nunca hemos dicho que la esclavitud sería derrotada con un solo golpe; que debería ser, siempre vamos a luchar».

Volviendo al siglo XXI, ahora está en manos del gobierno federal optar por respetar los derechos individuales, o insistir con el fracaso de continuar promoviendo una política racista, que destruye familias, genera muertes absurdas y por sobre todas las cosas representa una flagrante violación a los derechos humanos.

Este es, sin dudas, el comienzo del fin.

ACTUALIZACIÓN:  En Reason explican con mas detalle en que consisten las propuestas aprobadas en Colorado y Washington. Mark Thornton también escribe sobre el tema para el Mises Institute. Acá, repasamos los efectos de la prohibición.

Usuarios vs. Adictos

Hace algunas semanas recibimos una invitación para ir a un “debate acerca de la despenalización de las drogas”. Más allá de que fue un vil engaño, porque se trató de un monólogo acerca de las consecuencias del abuso de sustancias desde el punto de vista médico-psiquiátrico, lo que me llevé de positivo salió de las inquietudes que anotaba uno de mis compañeros pero que nunca pudo preguntar por no existir el tan publicitado debate.

 “Usuarios vs. Adictos”, había apuntado.

Hoy, leyendo el libro The Tipping Point de Malcolm Gladwell me crucé con unos números que pueden sorprender a cualquiera:

El approach absolutista para pelear contra las drogas se basa en la premisa de que experimentación equivale a adicción. No queremos que nuestros niños sean expuestos jamás a la heroína o la marihuana o la cocaína, porque pensamos que el atractivo de estas sustancias es tan fuerte que incluso la mínima exposición es todo lo que se necesita. Pero, ¿conocemos las estadísticas de experimentación con drogas ilegales? En la Household Survey on Drug Abuse de 1996, el 1,1% de los encuestados dijeron que habían usado heroína al menos una vez. Pero sólo el 18% de ese 1,1% la había usado en el último año, y solo el 9% la había usado en el último mes. Ese no es el perfil de una droga particularmente pegadiza. Las cifras para la cocaína son incluso más llamativas: de aquellos que alguna vez probaron la cocaína, menos del 1% —0,9%— son usuarios regulares. Lo que estas estadísticas nos dicen es que la experimentación y el abuso son dos cosas totalmente distintas. […]

De hecho, la cantidad total de gente que parece haber probado cocaína al menos una vez nos dice que la necesidad entre los adolescentes de intentar cosas peligrosas es casi universal. Es lo que los adolescentes hacen. Así es como aprenden acerca del mundo, y la mayoría de las veces—99,1% de los casos con cocaína— esa experimentación no conduce a que suceda nada malo. […] Lo que deberíamos hacer, en vez de luchar contra la experimentación, es asegurarnos de que ésta no tenga consecuencias serias.

Gladwell, Malcolm: “The Tipping Point”. Capítulo 7, sección 6.

Volvamos a afirmar los dos argumentos liberales acerca de las drogas y la prohibición:

  1. Argumento moral: cada uno es dueño de su propio cuerpo para hacer lo que quiera con él, siempre y cuando no agreda a terceros ni a su propiedad.

  2. Argumento utilitarista: la prohibición, además de fallar totalmente en la lucha contra la drogadicción, es la que genera las mafias del narcotráfico, trayendo violencia e inseguridad.

Con lo cual, podemos concluir que la llamada “Guerra contra las drogas” es inmoral, inefectiva, costosa, y hace más daño que bien. ¿No tiene más sentido que, en lugar de criminalizar el consumo y la producción, se destinen esos recursos a tratar al pequeño sector de los usuarios que no puede manejar su adicción?

Addict

En algunos casos, la línea divisoria es muy delgada.

No culpes a la noche, tampoco a la bengala

[Publicado originalmente en La Crisis es Filosófica – 10 de mayo de 2011 – Ver versión original]

Seguramente luego de ver a la barra de carbón sobre el asiento de la limousine pensaste que era una exageración. Sin embargo, a juzgar por la prohibición del uso de armas, los impuestos internos a los cigarrillos, la prohibición de fumar en espacios públicos, las trabas a la venta de alcohol y la guerra contra las drogas, la exageración parece la realidad en que vivimos más que el dibujo animado.

Y es esto lo que me hace pensar que en cuestión de días, lloverán en el Congreso proyectos de ley que busquen regular, controlar, gravar con impuestos ad-hoc o directamente prohibir el uso de bengalas.

Volvamos al inicio. Lo que sucede en el capítulo de la serie emblemática de los últimos cincuenta años en los Estados Unidos, es que se confunde el sujeto con el objeto. ¿Qué quiero decir con esto? Que si bien fue Homero el que salvó la misión espacial, el crédito se lo llevó la “inanimada barra de carbón”.

De manera análoga, si bien es una persona la que dispara el arma asesina en ocasión de un robo, u otra persona la que fuma paco antes de participar del secuestro extorsivo de otro ciudadano, parte de la culpa suele atribuírsele a la sustancia o al elemento utilizado, en lugar de que ésta recaiga totalmente en el individuo actor. Por supuesto que buscamos al asesino o al secuestrador, para eso está la policía, pero creemos que es mejor si prohibimos también el uso de armas y la comercialización del crack. Estamos más seguros.

Hace siete años, Buenos Aires vivió uno de sus más tristes fines de año. Alguien prendió una bengala en el lugar que no debía y esto desencadenó una tragedia que será difícilmente olvidada. A raíz de esto, y más allá de todo el proceso judicial siguiente, aprendimos que prender una bengala en un espacio reducido y con un techo inflamable no es para nada una buena idea. Mucho menos si las salidas de emergencia no funcionan.

Hace pocos días, otra bengala y otro recital de rock fueron los protagonistas de un nuevo drama. Un espectador murió luego de que otro le arrojara una bengala encima. Y para completar la semana, el martes en un acto escolar en San Juan, una bengala casi origina una tragedia entre los alumnos.

Entonces ahora ya lo sabemos: las bengalas son peligrosas y, de hecho, pueden llegar a matar. ¿Pero implica esto que debemos prohibir su uso o regular su comercialización? ¿O implica que debemos perseguir a los que, mediante un uso indebido de las mismas, pongan en peligro la vida de gente inocente?

Una vez un amigo mío se emborrachó y comenzó a molestar a todos los que estaban a su alrededor en un boliche. Se imaginarán cuál fue el desenlace. Luego de esa noche, cuando tuvimos la oportunidad de charlar, él sostenía que su problema había sido que había tomado de más. Sin embargo, yo le apunté que dentro del mismo boliche, un montón de gente había “tomado de más” y no estaban peleándose con nadie, simplemente la estaba pasando bien.

Confundir objeto con sujeto y perseguir al primero en lugar de al segundo es perjudicial por dos cuestiones fundamentales: la primera es que el problema no se resuelve porque el problema nunca fue el objeto sino el sujeto. Si un asesino no puede comprar una pistola, probablemente use un cuchillo, o un palo, o un martillo.

La segunda, que creo aún más trascendente, es que le quita parte de la responsabilidad al actor. La culpa no será ya de quien le tiró la bengala en la cara al otro porque le pareció divertido, sino que compartirá la responsabilidad con el que le vendió el artefacto.

No tengo la certeza de que alguien vaya a querer regular este tema, pero sí advierto que sería muy triste si seguimos avanzando en esa dirección.

Todas las drogas, todas

Dejando de un lado un poco temas económicos que viene siendo una constante las últimas semanas, me gustaría realizar algunos comentarios acerca de dos de las objeciones que más escuché contra la legalización de drogas. Muchas de estos cuestionamientos surgen de confusiones frente a la posición de legalizarlas y otras a razones mas relacionados con falsas ideas que se hace la gente ante el escenario de un mercado de drogas liberalizado.

Estos son dos de los argumentos más escuchados:

1. Solo las drogas blandas. Existen los que están parcialmente de acuerdo con la legalización de algunas drogas, algo que en una primera mirada puede parecer sensato, ya que una droga como la marihuana parece ser menos dañina que la heroína y el costo social de legalizar esta última sería muy alto. Frente a esto se puede abordar el tema desde dos puntos de vista, uno relacionado con los derechos  individuales y el otro desde un aspecto mas utilitario.
En cuanto al primero, se trata del básico principio de autopropiedad, o propiedad de uno mismo, que es el derecho base de la filosofía de la libertad. Si somos dueños de nuestros propios cuerpos, no solo somos responsables de nuestras acciones, si no que también tenemos la libertad de utilizarlo de cualquier manera pacífica, es decir nadie tiene derecho a dirigir tu plan de vida, de lo contrario renunciamos a nuestra independencia individual y quedamos a merced de autorizaciones y permisos de un grupo de iluminados. Por lo tanto, desde un punto de vista basado en los derechos de cada uno, podemos decir que se trata de la opción de consumir la sustancia que cada uno considere, y no de que sustancia poder consumir. Ya sean cigarrillos light, comunes o negros. Coca-Cola, Pepsi o guaraná. vino, cerveza o vodka. Marihuana, cocaína o heroína.

Por el otro lado, además de nuestro derecho a las drogas, desde el punto de vista utilitario, defendemos la legalización de las drogas porque se ha demostrado que la prohibición ha generado un daño enorme, y los beneficios provenientes de la misma son nulos o casi. Sobre el tema en sí escribimos acá y acá, y también recomendamos este video de Huerta de Soto que trata acerca de los beneficios que traería la prohibición en cuestiones de salud y de lucha contra el crimen organizado.

El punto está en que muchos entienden estas ventajas y las aplican correctamente al escenario de la legalización de la marihuana o las drogas blandas, en general y al mismo tiempo se olvidan de que esos beneficios son extrapolables al resto de las sustancias por una simple razón: las leyes económicas que explican el beneficio de legalizar la marihuana son aplicables al resto de las drogas, y lo mismo sucede a la inversa en el caso de la prohibición los efectos de la prohibición en las drogas, serán los mismos que los que sucedan si la prohibición es de cigarrillos, gaseosas, alcohol o vasos de cristal.

2. Son ideas radicales. Otro grupo de personas coinciden a grandes rasgos con que todas las drogas deben ser liberalizadas por alguno de los dos argumentos analizados en el punto anterior, sin embargo sus dudas nacen al momento de determinar el modo en que se implementaría una liberalización de todas  las drogas,  puntualmente alegan que sería perjudicial que de un día para otro se legalizaran todas las drogas.

Los que se oponen a la legalización repentina pierden de vista que las ideas deben aplicarse en una sociedad concreta, y solo podrán ser aplicadas cuando la sociedad se considere preparada para hacerlo, por lo que hoy en día, la legalización de todas las drogas lo veo dificil, sin embargo esto no quita que sin oponerse a un proceso gradual, el norte debe  estar puesto en la liberalización de absolutamente todas las sustancias, se trata de una cuestión meramente estratégica. No obstante, la legalización de un dia para otro de todas las drogas no me causa ningún temor por el simple hecho de que hoy en día el que quiere consumir puede hacerlo sin ningún problema debido al fracaso de la prohibición, por lo que de derogarse ésta los individuos que quieran consumir sustancias antes ilegales, lo podrán seguir haciendo, está vez comprándoles a comerciantes honestos (y no narcotraficantes estafadores) y aquellos interesados en combatir el flagelo de las drogas podrán hacerlo de manera pacífica informando acerca de los efectos perjudiciales que tienen muchas de ellas, lo que antes se negaba casi por completo porque la prohibición escondía un problema que estaba a la vista de todos.

En conclusión muchos de los miedos frente a este tema surgen de algunas concepciones erróneas sobre lo que implica la liberalización y sus efectos. La experiencia de Portugal fue parcialmente exitosa, a mi modo de ver, las despenalizaciones tímidas que liberan de costos la demanda de drogas (el consumo) pero que mantienen en el mercado negro todo el proceso de producción y comercialización constituyen un remedio peor que la enfermedad, esto no quiere decir que me oponga a una despenalización del consumo, pero para poder apreciar los beneficios de la legalización ésta debe ser total.

A propósito de este tema este sábado es la Marcha Mundial de la Marihuana, y es un primer paso para comenzar a exigir que se respeten nuestros derechos como individuos.

No nos gobiernan angeles

Un problema que afecta tanto a liberales como a los que no lo son, es la tendencia a idealizar el Estado y abstraerse del funcionamiento real del aparato estatal.  Haciendo a un lado las valoraciones morales sobre la manera en la que funciona el gobierno, los planes diseñados por burócratas, académicos, planificadores, legisladores, etc.  para ser implementados por el gobierno parecen dejar de lado un importante detalle: los que lo tienen que implementar no son infalibles,  más bien todo lo contrario.

Existen vastas cantidades de ejemplos donde queda en evidencia este razonamiento que lleva a ilusionarse sobre nuevos planes y programas gubernamentales que al final terminan fracasando,  o por lo menos, no cubren las expectativas.

Algunos ya se dieron cuenta.

Uno de los casos mas evidentes es el de la guerra contra las drogas. Aquellos defensores de una política anti-drogas proponen nuevos planes, mayor financiamiento y cambios de estrategias a la hora de combatir el consumo y comercio de determinadas drogas. A la hora de debatir con ellos, esgrimen argumentos tales como la «legalización haría que todo el mundo consumiese droga» o «la falta de financiamiento y entrenamiento a la policía hace que fallen los programas anti-drogas.» Este tipo de afirmaciones demuestra una abstracción del mundo real a la hora de debatir, en sus cabezas el plan anti-drogas funciona a la perfección, pero luego en la vida real vemos como a pesar de las políticas prohibicionistas, el consumo de drogas aumenta y todo el que quiere acceder a ellas puede hacerlo en la esquina más cercana. Por otra parte, un mayor financiamiento policial no va a lograr desmantelar las redes de narcotrafico, protegidas por el poder políticos, si no que seguirá creándo problemas a personas que antes no los tenían, y que por consumir recreativamente ciertas sustancias en el mejor de los casos se lo obliga a realizar un tratamiento contra una enfermedad que no tiene, o en el peor de los casos termina preso con verdaderos delincuentes y viven una experiencia que termina afectando severamente la vida de una persona normal que sólo quería divertirse, distraerse, o pasarla bien un rato sin hacerle daño a nadie.

Lo mismo  puede decirse con muchos otros temas, veamos por ejemplo el caso de la nueva ley de medios. Uno de las

Gobierno grande, problemas grandes.

artículos, el 47 más específicamente, dice que «la autoridad de aplicación deberá elevar un informe al Poder Ejecutivo nacional y a la Comisión Bicameral, en forma bianual, analizando la adecuación de las reglas sobre multiplicidad de licencias y no concurrencia con el objeto de optimizar el uso del espectro por la aplicación de nuevas tecnologías.» Muchos defienden este artículo ya que  permite una actualización periódica del estado de las licencias con el objetivo de adecuarlas a los avances tencologicos, eso desde la visión angelical del Estado. Una visión más realista (por lo que la experiencia nos dice) indica que deberíamos dudar a la hora de  cederle tanto poder a los gobiernos, porque aún si simpatizamos con el actual gobierno y creemos que hará un uso correcto de dichas facultades, ¿que sucede acerca de los próximos gobiernos que podemos no estar de acuerdo? Servirle en bandeja la facultad de revisar cada dos años las licencias, bajo la excusa de hacer ajustes tecnológicos, a un gobierno de tinte autoritario que puede utilizar ese artículo para restringir la libertad de expresión es peligroso, probablemente lo hagan de todas maneras, pero legalizar ese mecanismo, en muchos de los casos,  termina ocultando lo nefasto del acto.

El tercer ejemplo se dio en este blog hace algunos días. La propuesta del impuesto negativo a la renta como medio de reemplazar todo la estructura del asistencialismo. Una idea que parece tentadora para aquellos que quieren disminuir la burocracia del estado implementando un leve cambio al esquema de distribución forzada de la riqueza (también conocida como redistribución) para unificar todos los subsidios bajo el nombre de impuesto negativo a la renta. Algunas de las ventajas que ofrecen, según sus defensores, son: eliminar mafias e intermediarios (punteros), reducir el tamaño de los beneficiados haciendo mas transparentes los criterios de otorgamiento del subsidio, etc. Una vez más, se idealiza al estado, creyendo que el plan que defendemos, funcionará de manera diferente al resto de los planes, su crecimiento estará mejor controlado, y los funcionarios dejarán de ser corruptos, al fin y al cabo se trata de nuestro plan.

Sin embargo, una vez más la realidad dice otra cosa. Cuando se presenta un plan gubernamental que promete ser mas eficiente que los anteriores, o un nuevo impuesto, pero de carácter temporal, termina sucediendo todo lo contrario, veamos: el IVA iba a reemplazar al resto de los impuestos nacionales, el Impuesto al Cheque era de emergencia y temporal, el Futbol para Todos iba a dar ganancias, el SUBE iba a ser implementado en 90 dias. No hace falta ni mencionar como terminaron cada una de estas promesas.

Muchos defensores de nuevos programas gubernamentales olvidan un detalle no menor, el Estado es el que los implementa, y la historia mundial demuestra que lo único que se ha logrado fue un fracaso tras otro.

El peligro de la marihuana

El domingo se publicó en La Nación, un artículo sobre el uso de marihuana y otras y drogas entre la población local. Bastante objetivo, la mayor parte del artículo fue dedicado a las estadísticas:

Esa [Observatorio de Políticas Públicas en Adicciones] oficina del gobierno porteño realizó un sondeo entre 1000 personas de entre 15 y 35 años; para el 44% de los consultados, la marihuana es la droga del momento, incluso en los lugares de diversión nocturna.

«La moda se identifica por el costo y accesibilidad de las drogas; también, por su uso difundido y su alto nivel de aceptación social. Sorprendentemente, cuando se hace referencia al consumo de marihuana, se dice que es la droga de moda porque es legal», se afirmó en el documento presentado por el observatorio porteño.

El artículo, afortunadamente, deja de lado cualquier tipo de alarmismo típico de este tipo de notas en la tribuna de doctrina, sin embargo en la población en general, y en los lectores del diario de Mitre en particular, suelen alarmarse por el peligro que está expuesto gran parte de la juventud, consumidora de drogas.

Y tienen razón, consumidores (sean adictos, habituales o sociales) están expuestos a severos peligros al consumir drogas, pero no por el consumo mismo, el peligro más grande al que hoy en día están expuestos los jóvenes son derivados de la prohibición. La clandestinidad del mercado de las drogas  genera que información a la que estamos habituados de obtener en los productos legales sea difícil de obtener y se este mas desprotegido frente a diversas situaciones, principalmente respecto de dos características:

1. Calidad. Los narcotraficantes carecen de una marca, de una estructura empresarial, o de una sucursal o un telefono al cual acudir ante alguna duda o inconveniente, esto genera un gran desincentivo a la hora de establecer una reputación o prestigio para con los clientes. Si Coca-Cola, Pepsi o Halls ofrecieran productos adulterados perderían millones de clientes e indefectiblemente quebrarían por la responsabilidad que tienen frente a los daños cometidos por su negligencia, en cambio, los productores y distribuidores de drogas no padecen de estos problemas y en consecuencia la sustancia es adulterada con otras sustancias mas baratas y nocivas que la que uno cree estar contando.

Casos: La gran mayoría de las muertes por consumo de éxtasis no se dan por la sustancia propiamente dicha (MDMA), sino por las adulteraciones, realizadas desde fábrica, con otras sustancias como DXM, o la falta de responsabilidad de los usuarios (deshidratación o sobrehidratación) o mezclas con otras drogas.

2. Dosis. Relacionado con el punto anterior, la inexistencia de un mercado libre no genera los incentivos adecuados para que se de una estandarización en la presentación de las diferentes sustancias para poder tener una noción acerca de la dosis que se está ingiriendo, de ahí a que el riesgo de sobredosis aumente exponencialmente con políticas prohibicionistas. El mercado ha encontrado las presentaciones adecuadas para cada producto, botellas de  1.5 L (y no de 3 como en otros países), aspirinas con el contenido especificado, pack de caramelos o chiles de 6 unidades, sin embargo en 1 gramo de cocaína, o una pastilla de éxtasis, nadie puede determinar su contenido o la potencia, porque, como decíamos antes, no existe incentivo (ni mecanismo) alguno para brindar mas información en el mercado negro.

Estos son dos de los muchos efectos negativos (comercialización de venenos, aumento de la inseguridad, establecimiento del crimen organizado, etc.)  que tiene la prohibición de las drogas. Los defensores de la prohibición podrán estar llenos de buenas intenciones (se suele decir que «el camino al infierno esta plagado de buenas intenciones») pero por mas que lo nieguen, más de 100 años de prohibicionismo a nivel mundial han demostrado el fracaso de esa política para combatir el consumo de drogas.

La rapida solución al problema del paco

Varias preguntas llegan al blog, y para muchas de ellas tenemos  respuestas.

Desde acá ofrecemos una respuesta sencilla, de pocos párrafos, para que puedan usarla si se encuentran ante una pregunta de este estilo.

#1 Supongo que están a favor de la despenalización de las drogas pero una cosa es la marihuana o cocaína y otra cosa es el paco. ¿Qué harían para erradicarlo?

Respuesta: La realidad es que el paco es  una consecuencia de la prohibición y con ella solo se acrecenta el problema. La prohibición eleva los precios de las drogas que si bien son nocivas, no son venenos como el paco. Esto produce que los más pobres que quieran acceder a las drogas como la marihuana o cocaína, entre otras, estén fuera de su alcance por sus escasos recursos, es así como surgen sub-productos (el paco es la resina de la cocaína) de bajo costo, para poder satisfacer el mercado de los que menos poder adquisitivo tienen.

Al ser un sub-producto de la cocaína, y que a su vez está «cortado» con sustancias con un alto nivel de toxicidad, sumada a la ya alta toxicidad del paco, se terminan comercializando productos que matan a un consumidor regular en tan solo 6 meses. Veneno puro.

La eliminación de las trabas a la producción, venta y consumo de drogas lograría aliviar la presión sobre la oferta del mercado de drogas,  y en consecuencia una disminución del precio en las drogas que eliminaría del mercado productos como el paco, al existir sustancias menos dañinas, y de mayor duración. Aquellos que opten por consumir drogas, no deberán optar por los peores venenos a la hora de comprarlas.

Este es solo uno entre las muchísimas consecuencias de una liberalización del mercado de drogas, simplemente para mencionar otras podemos hablar de la disminución del delito, asi como la erradicación del crimen organizado en el sector (serían las empresas, y no las mafias las encargadas de proveer el mercado), y principalmente se evitarían  muertes asociadas a la adulteración de sustancias y dosís.

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Este no es un análisis sobre si las drogas hacen bien o mal, o si esta bien o mal drogarse. Este es un simple análisis sobre las consecuencias económicas de la prohibición y como estás repercuten en el surgimiento de sustancias asesinas, como el paco. En otros posts nos ampliaremos los conceptos apenas mencionados acá, y también va a llegar la hora de tratar las cuestiones morales relacionadas con el asunto de las drogas.

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