Cómo no vas a ser

¿Cómo no vas a ser estatista y kirchnerista así?

Dante Gullo

Diputado cuyos hijos reciben un palito verde por año.

El diputado Dante Gullo tenía parte de una empresa dedicada a la gráfica desde 1987. En 2004 la compró toda y empezó a recibir jugosas sumas de pauta oficial. En el 2008 la puso a nombre de los hijos. Entre mayo de 2009 y octubre de 2012 cobró del estado un total de $13.000.000.- Sí, trece millones de pesos por hacer propaganda oficial, un tipo que ocupa una banca de diputado. Si eso no es afano y corrupción, ¿Qué carajo es?

¿Cuánto tiene que laburar un comerciante común o un empleado para facturar trece palitos? ¿Cuánto tiene que patear la calle un vendedor para conseguir clientes por esa guita? Qué extraño que para la mayoría de los argentos el empresario que factura un palito verde por año es un malvado capitalista explotador al que hay que expoliarlo para la «redistribución», pero ni se calienta cuando un funcionario de cuarta se arma un curro por la misma guita con la de todos.

Conecto esto con mi artículo anterior «Yo Los Ví», y con algunos comentarios que ví en los que me describían como «un Hache De Pé al que sólo le importa la guita». Aprovecho y contesto que, en todo caso, si soy un hijo de remil puta al que solo le gusta la guita, es la guita que gané usando mi esfuerzo y mi productividad, prestándole servicios voluntariamente a los demás. Es un problema mío qué carajo hago yo con esa guita, en qué la gasto y si tengo o no una vida banal, si hago negocios o si la prendo fuego para encender habanos, vestido con un frac y usando monóculo y galera.

Ahora, el que vé todos los curros que arma el estado, el que ve los defalcos que se producen día a día usando el poder y no recibe de ahí un mango, pero se alegra de que le saquen «a los que más tienen» para hacerse unos hoteles cinco estrellas, vivir en Puerto Madero o tener un curro de un palito verde por año, ese tipo que defiende a los que solo les importa la plata…afanada a los demás. Este tipo – que ve al estado en todo su esplendor de corrupción y fracaso constante, mientras los acomodados de turno la pasan bomba –  este tipo ¿qué es? Este tipo es un forajido y resentido, pero sin huevos para ir a tomar lo ajeno. Es un pobre pusilánime envidioso, que se contenta con que otros cometan el afano y vivan la gran vida, mientras los aplaude como foca. Qué existencia tan triste.

¿La ley de la selva?

[Extraído del capítulo 6 del libro Power and Market. Ver original aquí.]

Por Murray Rothbard

Muchos críticos se quejan de que un mercado libre, eliminando del mercado a los empresarios ineficientes o en otras circunstancias, es una prueba de que se ha convertido en un «monstruo impersonal». La economía de mercado, acusan, «es el regreso a la ley selva», donde la norma es que «sobrevive el más fuerte y mejor adaptado».

Los libertarios que abogan por un mercado libre son en consecuencia llamados «darwinistas sociales» que desean exterminar a los débiles en beneficio del más fuerte.

En primer lugar, estos críticos pasan por alto que el funcionamiento de un mercado libre es completamente diferente al de la acción gubernamental. Cuando el gobierno actúa, las críticas individuales son imposibles de cambiar el resultado. Éstas solamente pueden tener un efecto si logran convencer a los gobernantes de que sus decisiones deberían cambiar; esto puede llevar mucho tiempo o ser totalmente imposible. En un mercado libre, sin embargo, no hay ninguna decisión final impuesto a la fuerza, todo el mundo es libre de  tomar sus propias decisiones y así cambiar significativamente el los resultados «del mercado». Es decir, quién sea que siente que el mercado ha sido cruel con ciertos emprendedores o con cualquier otra persona que reciba ingresos, es perfectamente libre de establecer una organización un fondo de asistencia para ofrecerles regalos y subvenciones. Aquellos que critican a la caridad privada como «insuficiente» son totalmente libres de llenar ese espacio. Debemos tener cuidado de hipostasiar al «mercado» como una entidad real, un ente que toma decisiones inexorables. El mercado es el resultado de las decisiones de los individuos en una sociedad: la gente puede gastar su dinero de cualquier forma que lo desee y tomar las decisiones que desee respecto de su propiedad y su persona. No tienen que luchar o convencer a ninguna entidad conocida como «el mercado» antes de cambiar sus decisiones y  hacer la diferencia.

El mercado libre, de hecho, es precisamente diametralmente opuesto a la socieda de la «selva». La selva esta caracterizada por la guerra de todos contra todos. Un hombre gana a expensas del otro, secuestrando su propiedad. Con todo el mundo bajo un nivel de subsistencia, hay una verdadera lucha por la supervivencia, con los fuertes aplastando a los débiles. En el mercado libre, por el otro lado, un hombre gana solo sirviendo a otro hombre, aunque podría retirarse a vivir en un nivel de auto-subsistencia primitva si lo desea. Es precisamente a través de la cooperación pacífica del mercado, que todas las personas ganan gracias a la división de trabajo y la inversión de capital. Aplicar el principio «la supervivencia del más apto» a la jungla y al mercado es ignorar una pregunta básica: ¿Apto para que?

La «aptitud» en la selva alude a los más adeptos para ejercer la fuerza bruta. La «aptitud» en el mercado alude a aquellos más adaptados para ofrecerle un servicio a la sociedad. La selva es un lugar brutal donde algunos toman lo que es de otros, y todos viven en un nivel de mera subsistencia; el mercado es un lugar pacífico y productivo donde todos trabajan para uno mismo para los demás al mismo tiempo y viven con niveles infinitamente más altos de consumo. En el mercado, los benevolentes pueden asistir a los demás, un lujo que no existe en la selva.

En un mercado libre, entonces, transmuta la competición destructiva por la supervivencia de la selva, en una competición pacífica y co-operativa en el servicio de uno mismo y de los demás. En la selva, solo unos ganan a expensas de otros. En el mercado, todos obtienen ganancias. Es en el mercado —la sociedad contractual— donde el orden surge entre el caos, el que elimina la jungla, que permite a los «débiles» vivir productivamente, o con asistencia que proviene de esa producción, como si fuesen reyes comparado a la vida del «fuerte» en la jungla. Por otra parte, el mercado, elevando los niveles de vida, permite al hombre el placer de cultivar las cualidades mismas de la civilización que lo diferencien de los brutos.

Es precisamente el estatismo el que está trayendo de vuelta la ley de la selva —trayendo nuevamente conflictos, lucha de clases, y la guerra de todos contratos, y pobreza generalizada. En lugar de la «lucha» pacífica de la competencia en busca del servicio mutuo, el estatismo sustituye el caos calculado y la competencia a muerte de los Darwinistas Sociales, por privilegios políticos y subsistencia limitada.

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Ella y su dictadura

Cristina Kirchner, de a poco, está aprendiendo los gajes del oficio de ser la líder de una dictadura con todas las letras. Antes que los que creen ser expertos en semántica argumenten que CFK fue votada de forma democrática, y por ello nunca puede ser presidente de una dictadura, recordemos la definición de  esa palabra en el  Espasa Calpe:

f. Gobierno que prescinde del ordenamiento jurídico para ejercer la autoridad sin limitaciones en un país y cuyo poder se concentra en una sola persona.

La RAE coincide. Nada dice acerca de la forma en la que se accede al poder, sino sobre los modos en los que se administra ese poder. Fue el predecesor de Axel Kiciloff, ahora diputado de la nación, Roberto Feletti, quién dio los primeros indicios de como iba a ser el segundo mandato de Cristina Fernández: «Ganada la batalla cultural contra los medios, y con un posible triunfo electoral en ciernes, no tenés límites«, afirmó Feletti en la era del pre-54%.

Claro, sería injusto de mi parte afirmar que un funcionario de mediano rango,que es un simple aplaudidor que está siguiendo ordenes, haya definido con sus declaraciones el rumbo que tomó el tercer mandato del kirchnerismo. También podríamos referirnos a un comunicado de prensa de la AFIP (acá más sobre el tema) que admitía que los únicos límites que tenían a la hora de investigar a los ciudadanos era, el límite tecnológico:

La medida se enmarca dentro de los tres pilares en los que se apoya la nueva estrategia de fiscalización de la AFIP: la utilización al máximo de la tecnología disponible, la explotación centralizada de la información y los controles tanto “ex-ante” como en línea de las operaciones.

Sin embargo, el caso sigue siendo débil. Definir a una dictadura según las declaraciones de un aplaudidor de mediano rango, y tomando en cuenta los pilares de la agencia recaudadora de impuestos puede ser exagerado. De todas maneras, al mismo tiempo, hay un sinnúmero de evidencias para avanzar el caso de que estamos ante un gobierno dictatorial, en este blog fuimos documentando varias de ellas.

En la última cadena nacional, la vigésima del año, utilizada para presentar el Plan Nacional Estratégico de Seguros (Planes, según sus siglas), la presidenta dio un discurso en el que dejó una vez más en evidencia el carácter del actual gobierno. Me refiero especialmente a este fragmento:

Hemos tenido en lo que yo llamo esta década ganada, el crecimiento más importante de nuestros 200 años de historia, con un promedio del 7,7 del PBI por año, que nos ha convertido casi en un 80 por ciento de crecimiento, una recaudación… De aquí lo veo al señor de la AFIP, que lo pone nerviosos a algunos y yo no sé por qué, porque en realidad si uno paga los impuestos, nadie tiene que sentirse mal ni molesto ante la AFIP. Solamente pueden tenerle miedo a la AFIP, los que no pagan los impuestos o están fuera de la ley, el resto tiene que estar muy tranquilo.

El deplorable show de la condena nacional.

Por si quedaba alguna duda, lo que anticipó Feletti y, posteriormente, el comunicado de AFIP, lo reafirma Cristina Fernández de Kirchner, en ese acto que le imponía a toda la televisión de aire, y a las radios. Las declaraciones son una clara demostración de que la Constitución Nacional no está vigente. No es que la Argentina convertida en dictadura sea una imagen muy reciente, desde la confusión total entre partido y estado, hasta los escraches en cadena nacional a un empleado de  inmobiliaria que osó criticar al gobierno, o la misma persecución a los jueces de la Corte, presionando a muchos de ellos a renunciar a su cargo en vez de celebrar el correspondiente juicio político. Todo estos son indicios  bajo que régimen de gobierno vivimos y estuvimos viviendo los últimos 9 años.

Para muchos el argumento al que apeló Fernández de K. es válido. «Pagar los impuestos es una obligación legal y el gobierno debe encargarse de hacer cumplir la ley», mucha gente cree que para esto no hay ningún tipo de límite o restricción: todo vale especialmente si el fin es recaudar. Para algunos, los evasores merecen la expulsión del país. Este grupo está compuesto por kirchneristas y furiosos antikirchneristas, indistintamente. Pero ¿qué pasaría si de repente Héctor Magnetto, CEO de Clarín, logra destituir a nuestra  presidenta? Lo primero que haría el «presidente de la corpo», en el imaginario K, es perseguir y encarcelar o asesinar personas que eran kirchneristas , y el aparato de espionaje  compuesto por AFIP, ANSES y SUBE, entre otros, se lo facilitará a esta especie de Emmanuel Goldstein convertido en presidente.
Cualquier otro gobierno, sea del signo que sea, podrá utilizar todo esa policía  fiscal para convertirla en una policía política, algo que para cada vez más personas ya está sucediendo.
Por otro lado, está el derecho a la privacidad, la prerrogativa sobre mantener algunos hechos sin dar a conocer. Es el derecho a aquellas cosas que desean mantenerse en secreto, que nadie lo conozca, y sin embargo, apelando al monopolio de la fuerza el gobierno puede exigirle a las tarjetas de crédito que informen sobre determinados consumos, sacando de la esfera de la privacidad, utilizando la fuerza, cuestiones que se preferían mantener privadas.
Este tipo de razonamiento debería llevar a los interesados por los derechos individuales de la gente, y la libertad, a pensar dos veces en las estructuras que se arman desde los organismos estatales para perseguir a ciudadanos, hoy destinados a supuestos «fines nobles», pero dejando la puerta abierta para una serie de abusos de futuros gobiernos.

Cumplir la gran misión (y el resto no importa nada)

El uso del lenguaje es de extrema importancia. Mi co-blogger lo dejó claro en su último post. Las palabras utilizadas para describir situaciones no son una simple cuestión semántica, son una cuestión política. Varias veces hemos mencionado a George Orwell que en su novela 1984, así como también en otros ensayos, señala la relación entre el lenguaje y la política. «El lenguaje político está diseñado para que las mentiras parezcan verdades, el asesinato una acción respetable y para dar al viento apariencia de solidez.», escribió Orwell, y estaba en lo correcto.

Los funcionarios kirchneristas saben de esto, y han llevado a cabo una manipulación del lenguaje que ha tenido éxito. Tanto los defensores del régimen como los opositores adoptaron el lenguaje que ha decidido utilizar el kirchnerismo.  Los «controles al dólar», «las restricciones a las importaciones», «la inflación» o «el cepo cambiario»,  son los temas que predominan en las tapas de los principales medios, todos ellos tratados y analizados en la sección económica.  ¿Pero pueden todas estas medidas limitarse a ser analizadas en la sección económica de los diarios?

Ludwig von Mises, uno de los más grandes economistas del siglo XX, definió a la economía como la ciencia que estudia la acción humana. La economía no estudia la circulación de los bienes y servicios, el dinero, la tierra, los factores de producción, u otros conceptos que seguramente recibimos en nuestra educación primaria o secundaria. El objeto de estudio de la economía es  la acción humana individual, y la interacción entre distintas acciones humanas, es decir la cooperación social, el mercado.  Entonces, ¿sobre quienes recaen las distintas regulaciones económicas? No lo hacen sobre el dólar, o sobre productos. Las regulaciones, son en realidad regulaciones  sobre  la acción humana y el campo de elección posible. Lo que se está regulando son las elecciones que una persona pueden hacer  y cuales no . Hablar de regulaciones económicas es un eufemismo para evitar mencionar que lo que se está regulando y dirigiendo son las decisiones de millones de personas, sin importar a que sector social pertenezcan o a quién hayan votado. No es un modelo de sustitución de importaciones, en realidad se trata de un modelo de sustitución de decisiones.

Los gobiernos, históricamente, han evitado afectar derechos fundamentales como la libertad de expresión, o el derecho de propiedad, solamente por un capricho propio. La realidad, es que cada vez que se ha avanzado contra los derechos humanos se ha enarbolado una causa noble y repleta de grandeza para llevar adelante el plan. Ya sea para el «bienestar del pueblo»,  «salir del infierno», «mantener la paz social», o «garantizar la seguridad social», regímenes de todos los tamaños y colores han apelado a este tipo de excusas para restringir derechos. Su misión no es la de administrar los recursos, ni siquiera implementar políticas públicas, tienen una misión mas importante, un objetivo tan importante que pueden creen tener el poder, y la justificación, para ignorar los límites que tiene un gobierno en sus acciones.

Es decir, hay una misión superadora que requiere ignorar a las minorías, o pasarlas por arriba. «Ellos no pueden quejarse porque les fue, o les va bien, no son tan buenos como nosotros» es el argumento principal contra las manifestaciones masivas anti-gobierno. El principal mensaje de la presidenta a las protestas fue relacionado con quiénes supuestamente la llevaron adelante, y no acerca de los legítimos reclamos que realizaban. Esto quiere decir que Cristina Kirchner ha logrado una confusión total entre el partido gobernante y gobierno, hablándole durante acto de gobierno a una audiencia, y con un discurso, que era más propia de la de un partido político.

En general, ningún gobierno ha disminuido el alcance de derechos básicos como es el derecho de propiedad, por el sólo hecho de expresar «envidia» o cuestiones similares, siempre existen causas nobles que defender. Ningún gobierno restringe las importaciones para beneficiar a empresarios amigos, se lo hace para «proteger el empleo local, y fortalecer el modelo de movilidad ascendente». El cepo cambiario no se hace para salvar las papas del fuego de un modelo que es insostenible, se aplican medidas «para promover una cultura de ahorro en pesos, y fortalecer la moneda», lo que se está haciendo es robandole a la gente mediante la inflación y prohibiendo comprar moneda extranjera más confiable que el peso argentino en el corto plazo. Lo mismo se puede decir de la nueva ley que obliga a los countries a ceder o pagar el 10% del territorio que ocupa, lo que para los diputados son «contribuciones obligatorias» y «compensaciones monetarias» (habrá que preguntarles cuál fue el daño que hicieron los countries y que ahora deben compensar) para construir viviendas sociales, a los ojos de cualquiera debería ser una extorsión y un robo, sin embargo se lo hace en nombre de resolver «las necesidades de ordenamiento urbano, hacinamiento de hogares o factores de riesgo social, hidráulico o ambiental».

Las dictaduras se han encargado de fijar objetivos grandilocuentes. Si ellos luchan por la «paz social», «el bienestar del pueblo», la «seguridad nacional», ¿por qué debería haber algún limite sobre sus medios? ¿Acaso alguien podría oponerse a conseguir la «paz social», «el bienestar del pueblo»o promover  «la seguridad nacional»?  Lo hacen y lo hicieron políticos alrededor del mundo, George W. Bush lo hizo y lo sigue Barack Obama, en los paises comunistas sucedía, pero también pasa con los populistas de derecha europeos, como Jean-Marie Le Pen o Geert Wilders. Aunque probablemente sea en Latinoamerica, y el realismo mágico que se trasladó de la literatura a la política,  el semillero más importante de populistas. En Argentina, el mesianismo político ha sido una constante entre los peronistas y militares que se alternaron el poder durante los ultimos 70 años, y todos ellos venían con proyectos de restaurar el orden o transformar la nación.

La humildad es una cualidad que no se encuentra fácilmente entre los políticos de ningún signo político, tal vez José Mujica, con todos los problemas que puede tener, por lo menos adopta su gobierno desde la humildad y no la arrogancia. Actuando con humildad, y sin tanta parafernalia alrededor de políticas públicas, los gobiernos abandonan ese velo  de impunidad que creen tener para llevar adelante sus «cruzadas y misiones de suma importancia para el futuro de la nación» y se mantienen más cercanos a la realidad, y así con mayor probabilidad de ser controlados. Que, por supuesto, es lo que intentan evitar.

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Yo los ví

Wally

¡Yo también!

Me hablan de la necesidad del estado presente. Me chamuyan con las bondades del estatismo y lo maléfico del libre mercado. Me tienen las bolas al plato con las maravillas del estado y lo pintan como si fuera algo mágico. Y yo me pregunto en qué país vivieron. Me hablan de todo lo lindo de un estado que te afana la mitad de lo que ganás y todo lo que hace, como si fuera Suecia. Pero yo nací en Argentina. Pero yo los ví.

Yo los ví, ya de muy chiquito, cagándolo con la jubilación a mi bisabuelo.

Yo los ví jubilándolo a mi abuelo con la mínima, a pesar de que había laburado en grandes bancos y empresas.

Yo los ví no pagándole la jubilación a mi abuela, por más que había ganado el juicio y tenía sentencia firme. No pagándole hasta que se murió.

Yo los ví a los radicales tirándole el dato a un tío abuelo que era del partido: «Malvendé todo lo que tengas, el auto, la casa, lo que sea y comprá dólares, porque se viene una devalueta de aquellas y te vas a llenar de oro». Un tipo pragmático que no lo hizo, pero la devalueta se vino. Y evidentemente unos cuantos se llenaron de oro.

Yo los ví a los profesores y a los directivos del colegio técnico público afanándose cantidad de herramientas, materiales, computadoras, discos rígidos que aparecían en sus negocios particulares. Yo los ví rosqueando cargos y armando los concursos para ellos y sus amigos durante las reestructuraciones de planes educativos. Yo los ví a los profesores de inglés sin poder enseñar el tiempo presente a los alumnos después de cinco años de clases. Yo lo ví a un profesor dictándome la guía telefónica en clase.

Yo los ví, a cantidad de familiares de funcionarios del municipio acomodados en cargos, tomando mate todo el día y boludeando, con muy buenos sueldos. Yo los ví a muchos tratando de cumplir el «argentinian dream» acomodándose también, porque ahí «no te echan más». Yo los ví a los proveedores del municipio levantándola con pala.

Yo los ví a los familiares, acomodados en funciones para las que no estaban capacitados ni cerca. Yo los ví a los dueños de empresas constructoras nuevitas pasar de canillita a campeón de la noche a la mañana por contratos con el municipio.

Yo los ví, a los que consideraba los más vagos del CONICET, hablando de lo inútiles y vagos que eran otros (imaginensé), lo cual después comprobé en persona.

Yo los ví armar un curro con un préstamo de la provincia para construir un hotel cinco estrellas, que estuvo parado durante por lo menos diez años.

Yo lo ví al intendente extorsionando a dos empresas para que le paguen la sentencia de un juicio que había perdido contra mi viejo. Después de que eso fracasó, yo lo ví al mismo intendente usando el estado para pararle a mi viejo las habilitaciones de cierto negocio que estaba haciendo, a modo de venganza.

Yo los ví a los diputados y senadores votando y luego a todo el ejecutivo poniendo en práctica una ley por la que le afanaron al viejo de un amigo 50 lucas de aportes voluntarios.

Yo los ví.

Esto es lo que me vino a la cabeza en diez minutos, y apuesto a que todos tenemos cantidad de ejemplos así. Me gustaría leer lo que nos puedan contar algunos que sus viejos hayan laburado en Entel o la vieja YPF.

Vuelvo a preguntar ¿en qué país vivieron todos los que predican las maravillas del estatismo? Argentina es un país que está adelantado. Adelantadísimo. Los suecos todavía no se dieron cuenta, como sí nosotros, QUE EL ESTADO ESTÁ PARA AFANAR. Esto nosotros podemos sostenerlo como «verdades auto evidentes».

Así es que, cuando algún argentino defiende al estado elefantístico, tené por seguro que está entre sus aspiraciones estar del otro lado del mostrador: conseguir un cargo, armar un curro, ser proveedor, sacar alguna ventajita con una prebenda, traba o subsidio.

Y acordate siempre, que vos también los viste, infinidad de veces.

De regreso a clase, de regreso a la realidad

Después de andar viajando un poco llegó la hora de volver a clases y toparme con la realidad argentina, claro que no esperaba chocarme tan de golpe con esta realidad en la primer clase del curso que comenzó en el cuarto bimestre. No es la primera vez que vuelco en este blog alguna de mis experiencias en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Este relato se suma a una serie de episodios vividos que no reflejan únicamente el zeitgeist universitario, sino el de toda la sociedad.

Sucedió en un curso de la rama de derecho empresarial, dónde el profesor dijo que es importante que los alumnos tengan opiniones sobre la realidad jurídico-política del país, y justo hablando de las AFJPs y su relación en el derecho concursal le preguntó a un alumno que estaba sentado atrás mio cuál era su opinión  sobre la re-estatización del sistema de seguridad social. «Yo estoy de acuerdo, porque la seguridad social es una cuestión muy importante como para dejarla en manos de privados», contestó. Yo me retorcí.

A continuación, el profesor pidió que levantara la mano si había alguien que no estaba de acuerdo con esa proposición, mi mano era la única que estaba levantada. Era una mano que no sólo se trataba de una manifestación acerca de una política pública determinada, era una mano que representaba la auto-estima, la confianza en los individuos para resolver sus propios problemas, la idea de que uno mismo es quién mejor puede decidir acerca de su propio futuro. Una mano levantada en un desierto de personas que cree que un puñado de funcionarios tiene que decidir acerca de su futuro y el de todos los demás.

Mi idea fue tildada de «abolicionista», de un liberalismo extremo. Aunque supongo no era su intención me sacó una sonrisa. Después me  relacionó con un profesor de Estados Unidos que escribió sobre esto en los 90s llamado Nosis (sic), se confundía al profesor universitario Robert Nozick, que escribió sobre filosofía política en el 74, con la empresa que brinda informes de crédito. El profesor, un peronista, citó en varias oportunidades a Perón. Todo una paradoja que en la Facultad de Derecho, alguien mencioné constantemente a uno de los responsable de pervertir el derecho de Argentina.

No es una situación nueva encontrarme solo en un mar de estatismo en mi facultad, muchas veces la propuesta de que nosotros podemos, y debemos ser responsable de nuestros actos y permitirnos actuar en libertad fue tomada como si hubiese sido un chiste. No está presente siquiera la posibilidad de que esa idea sea discutida.

El vicepresidente Amado Boudou, el encargado de planificar el futuro de la gente por unos años. 

Volviendo a la pregunta, es interesante la respuesta que dio mi nuevo compañero respecto de quién tendría que hacerse cargo de la planificación de su retiro, «es muy importante para que la manejen los privados», dijo.  ¿Le habrá pasado alguna vez por su cabeza que sea él quien planifique como va a manejar su futuro? No lo se. En primer lugar, supongo que en ningún momento se planteó así la pregunta que hizo el profesor. La seguridad social – habrá pensado – es una cuestión muy importante. ¿Pero por qué se llamara seguridad social? Acaso la planificación personal para su futuro en determinada edad deja de ser parte de la esfera individual y pasa a ser parte de algo llamado «seguridad social», un concepto demasiado a abstracto. Imaginen si además de prevenir que uno planifique para su vida en la tercera edad, también se instaure en la sociedad la idea de la importancia del «futuro social». Futuro social que debería ser garantizado por el estado, por eso será éste quien define  la carrera que seguirá cada ciudadano, así garantizando que la carrera estudiada le otorgue un retorno aceptable para poder vivir. En el caso de la «seguridad social» es lo mismo, sólo que para otra etapa. La misma existencia del sistema incentiva a la mayoría a comportarse de manera irresponsable ya que su futuro se encuentra cubierto por la supuesta asistencia estatal que recibirá.

La idea de llamarlo seguridad social tiene como objetivo formular una diferencia entre los planes individuales de vida, y el plan individual para la vejez, éste último estaría ya dejaría de ser responsabilidad propia y pasa a ser responsabilidad del estado. El llamado sistema de seguridad social desincentiva a la gente a planificar su retiro, tal vez porque los resultados del sistema en el momento en el que uno deba retirarse no son conocidos. En la Argentina la quiebra del sistema ha sido una constante y millones de personas se han visto, y se van a ver afectados. En educación, por el contrario, a pesar de que no exista una alternativa verdaderamente libre, la gente percibe en el momento la paupérrima calidad de la oferta educativa estatal (o de escolarización para ser más precisos con el lenguaje), por lo tanto las familias el primer ahorro que hacen una vez que tienen familia es para sostener una educación aceptable para sus hijos. ¿Pasaría lo mismo si el gobierno deja de actuar de forma paternalista respecto del retiro? ¿No es hora de que nos dejen actuar como gente responsable de nuestro propio destino?

El daño que ha hecho el paradigma estatista sobre el tejido social es muy difícil de revertir, solamente deshaciendo todo este cumulo de medidas y permitiendo que surjan iniciativas verdaderamente libres para la gestión del futuro de cada uno, podrá devolverle la confianza y la auto-estima a la gente de que se pueden hacer valer por sí solos y que no tienen que depender de un estado papá (un padre malo, por supuesto) para que los guíe a lo largo de su vida. La independencia y la confianza en uno mismo son dos aspectos claves para vivir con dignidad.

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Contradicciones

Amigo de mis viejos, peronista de toda la vida, y ahora kirchnerista. A favor del régimen. Sin embargo, la última que hizo fue ir a Paraguay y comprar en Ciudad del Este infinidad de repuestos y chucherías para celulares, y meterlos de contrabando en el país, para que su negocio siga funcionando.

Papá de un amigo, Kirchnerista a viva voz. Se va de vacaciones con la flia. a Nueva York, tarjeteando a más no poder, para poder pagar con dólares al cambio oficial.

Amiga, anti-K. Putea porque paga casi 1.000 pesos de impuesto a las ganancias trabajando en relación de dependencia. Cuando le digo que el PL propone eliminar el impuesto a las ganancias (que hasta la reforma del 94 era inconstitucional), dice que no lo quiere eliminar, sólo quiere que levanten el mínimo imponible. Claro, para no ser ella quien lo paga.

Otra amiga anti-K: está de acuerdo con que los boliches no puedan vender alcohol después de las 5 de la mañana y cierren a las 6 por ley, así la gente tiene esa horita para ponerse sobria y a- no hagan quilombo sonoro que molesta a los vecinos, b-estén en condiciones de manejar de vuelta a su casa. Fin de semana siguiente: se vuelve a su casa manejando borracha.

La ley esta bien para todos, menos para mí.

Primer amiga anti-K, de vuelta: está de acuerdo con que por ley no se pueda fumar en bares y boliches. Sin embargo, no tiene problemas en fumar en cierto boliche que frecuentamos, en el que evidentemente tienen coimeado a algún inspector, porque fuma todo el mundo (salvo los no-fumadores como yo, que vamos igual porque tiene onda).

Misma amiga (no es que la tenga de punto, es que tengo muy fresca una charla): está totalmente en contra de que se legalicen las drogas, pero cada tanto se fuma un porro.

 

Hay veces que pienso que el mundo no tiene solución.

¿No deberíamos ser coherentes con las ideas que pregonamos? Creo que es el único camino hacia una sociedad virtuosa.

Los invito a compartir más contradicciones que los toquen de cerca; hoy estoy con ánimos masoquistas.

Lenguaje

Dicen los expertos que las palabras que tenemos en nuestro vocabulario condicionan cómo pensamos. Así, una persona más culta será capaz de pensamientos más profundos que una persona que no lee, y mucho más capaz que, por ejemplo, un cartonero, que supuestamente maneja un vocabulario de 200 palabras.

Los distintos idomas, entonces, pueden hacer que pensemos distinto respecto de ciertos temas:

Otros dicen que el lenguaje es sabio, y las palabras ocultan su real significado. Por ejemplo, «casamiento = en casa, miento» o «el verano sirve para eso: para ver anos».

La palabra impuesto es mucho más acertada que su equivalente inglés tax, porque es justamente algo que está impuesto.

En cambio, taxpayer («pagador de impuestos») funciona mejor que contribuyente, porque esta última nos puede dar la impresión de que la gente los paga voluntariamente.

Ahora, si bien desde este blog promovemos la libertad y no nos gusta obligar a la gente a hacer cosas, hay una palabra que debería ser cambiada: gobierno. Hablar de «gobernante» nos pone inmediatamente en la posición de súbditos. El presidente no es el soberano; no tiene ningún derecho sobre los ciudadanos. No puede suprimir sus libertades ni violar sus derechos individuales. Es mucho mejor que empecemos a utilizar la palabra administración, porque al fin y al cabo el presidente y su gabinete son empleados de la gente, designados para administrar temporalmente lo público.

Si el administrador de nuestro edificio nos dice que a partir de ahora no se pueden tomar bebidas alcohólicas en nuestros respectivos departamentos, le vamos a decir que claramente el que no debería tomar alcohol es él, porque está borracho al intentar decirnos qué podemos hacer con nuestro propio cuerpo en nuestra propiedad (si no estamos violando derechos de terceros, claro). O, si nos dice que las expensas van a aumentar 100% durante un año, pero que a cambio a todos nos van a instalar un equipo de aire acondicionado (y, probablemente, un amigo del administrador obtendrá la licitación, o él o ella se quedarán una «comisión» por haber conseguido el laburito), le vamos a decir muy cordialmente que NOSOTROS decidimos si queremos o no un split, y pondremos el modelo que se nos antoje, cuando se nos antoje.

Por eso es tan importante lograr que el poder de la administración pública esté como máximo en el tamaño de un municipio: si el administrador se excede, allí estará la turba iracunda para hacerle entender que está equivocado, y propondrá un nuevo intendente.

Estos son

Éstos son los supuestos «intelectuales» y «moralistas» que le dan sustento ideológico al kirchnerismo. O sea, los que tratan de justificar con palabras rebuscadas cada medida que toma el poder:

Víctor Hugo Morales: después de la «Operación Harvard», que bien podría haberse llamado «Operación La Matanza» por cómo salió la vieja, dijo que todas las preguntas y el operativo habían sido orquestados por los «fondos buitres» y sus malvados abogados republicanos, la peor lacra de la historia de la humanidad. Habría que decirle a este tipo que  el «buitre» es el que se endeuda y no quiere pagar, no el acreedor. Y, por cierto, los abogados de los acreedores de Argentina a los que se refiere, son del partido demócrata.

Victor Hugo Morales

«Que no se diga que jugué fulbito con represores»

Orlando Barone: para justificar la inexistencia de conferencias de prensa (desmintiendo lo que había dicho la vieja cuando contestaba las preguntas) dice que pueden ir periodistas a armar escándalos y lo justifica con el ejemplo de esa periodista que increpó a Perón en el 74 sobre la Triple A. Claramente, son malísimas las conferencias de prensa si sirven para exponer grupos parapoliciales que secuestran y torturan gente. No sabemos bien qué estaba pensando en el momento (si es que las neuronas le funcionan todavía), pero no se esperaba que Cerruti le dijera que la periodista esa había terminado secuestrada y desaparecida. Quedó totalmente descolocado y nos dió el mejor silencio de los medios de la última década y una cara que va a pasar a la historia. (Nota del Autor: la periodista no terminó desaparecida, sino que fue «arrestada y puesta a disposición del PEN»).

Orlando Barone

«Me acabo de mandar un cagadón. ¡Salvame, Galende! ¡Hablá!»

Ricardo Forster: Invitado a 678 el mismo día que Sarlo hizo de Terminator y se llevó puesto a todo el panel, este individuo hizo la pregunta «¿Dónde está el poder?». ¿Cómo puede considerarse filósofo un tipo que hace esta clase de preguntas ahí nomás en vivo? ¿Tengo que señalarle quiénes son los que pueden meterme en una jaula, decidir sobre mis bienes, decidir si puedo cruzar una línea imaginaria, cómo intercambiar objetos con otras personas o, directamente congelar todos mis activos si no les pago el tributo? ¿Dónde está el poder, señor Forster? ¿En Clarín? ¿Lo tiene Magnetto en su silla de villano? ¿Lo tiene Lanata en uniforme militar? Digamé. Me gustaría verlo debatir cinco minutos contra la implacable lógica filosófica de Molyneux. Claro, pido mucho. No dura 30 segundos.

Ricardo Forster

«Tiro mirada Magnum para parecer re cool. Nadie sabe qué carajo escribí»

Horacio González: No contento con haber tratado de realizar un apriete para que Vargas Llosa no estuviera en la apertura de la Feria del Libro, luego del cual Andahazi se lo comió en un debate, este tipo hace declaraciones que no se pueden creer. Cito textual de Página 12  “La reforma es una discusión posible entre tantas otras. Lo que pasa es que la expresión ‘re-re’ es muy atractiva para los medios que combaten la reforma. ‘Re-re’ significa el capricho de un gobernante con pretensiones perpetuas, y no es el caso. Habría que buscarle otro nombre”. ¿Este tipo se hace llamar intelectual? ¿Sociólogo? ¿Filósofo? ¿Escritor? Si lo que querés es reformar la constitución para re-elegir por segunda vez a una vieja, claramente estás ante la re-reelección. Que no te guste cómo suena por estar muy relacionado a lo que los mismos cuestionaban cuando lo quería hacer el turco y que la gente así lo asocie con algo malo, es otra cosa muy distinta. Ahora, decile como le quieras decir, pero es exactamente lo mismo.

Horacio González

«¿Ducha? 1974»

Y lo mejor, para el final:

La tía José Pablo Feinmann: después de esa gloriosa entrevista en la que dijo que los Kirchner habían sido un poco chorros para poder escaparse después de lo que estaban por hacer y de su posterior mutismo por varios meses, volvió a la carga. Dijo en su programa de radio que las mujeres odian a la vieja kirchner porque no saben si robó o no robó (pese a que él mismo dijo que si), porque la envidian por no haber seguido la carrera que quisieron y ella sí y porque a los 58 años sigue siendo una mujer atractiva. Y que los hombres la odian porque nunca la van a poder tener. Ah, y que su belleza daba para tapa de revista erótica. ¡Qué nivel!

Lo de la carrera, supongo que se referirá al choreo, porque hasta donde sabemos, no hemos visto ni el título ni la foto de la graduación (pese a varias ofertas de varios miles de dólares de Cristian Sanz y de Mr Bugman) de la señora Kirchner. Del atractivo físico, si sus gustos son acordes a la forma que él mismo se lookea, no confío ni un poquito, además, se nota que no vió ni una foto sin maquillaje de la vieja. Tengo que concederle, sí, que hace unos cuantos años hacía furor en el Congreso. Basta con ir a preguntarle a Alasino. Como tapa de revista erótica, recordemos que lo que apareció fue un dibujo, donde el artista se había tomado mucha, pero mucha libertad con los atributos de la señora. Y lo de que los hombres la odian porque no la pueden tener, ¿no estará proyectando un poquito, Sr. Feinmann? ¿No estará exagerando? ¿O acaso tenemos que andar odiando a todas las minas que no podemos «tener»? (qué palabrita, por favor!). ¿Este tipo es considerado un intelectual? ¿Después de decir esta cantidad de gansadas? Y pensar que los insultos favoritos de los cybergarkas son decir cosas como «tus argumentos parecen los de las viejas que llaman a Radio 10». Les pregunto ¿qué parecen los argumentos de Feinmann?

José Pablo Feinmann

«Yo sé mucho de moda y mujeres lindas. Se me nota»

Éstos son los «intelectuales» y «moralistas». Estaría bueno que digan a qué instituto para la intelectualidad y la moral asistieron, así no pasamos ni por la puerta. De intelecto no veo mucho, solo veo un rejunte de forros que adaptan sus escritos y declaraciones para justificar su sueldito y espacio que se les dá desde el estado, porque si no, no los lee, escucha, vé ni banca nadie. Una triste existencia.

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