75 años del fraude mejor disimulado

Hoy se cumple el 75º aniversario de la apertura del Banco Central de la República Argentina.

A lo largo de su existencia, como la mayoría de los entes estatales, el Banco Central se caracterizó por no cumplir la función para la cual supuestamente fue creado. El primer párrafo de su Carta Orgánica reza:

El Banco Central de la República Argentina es una entidad autárquica del estado nacional, cuya misión primaria y fundamental es preservar el valor de la moneda.

Todos los argentinos podemos dar cuenta de que la misión «primaria y fundamental» del banco pocas veces se cumplió durante los 75 años que lleva de funcionamiento.

Como si esto no fuera lo suficientemente tragicómico, el segundo párrafo de la misma tampoco se cumplió demasiado a lo largo de su historia:

En la formulación y ejecución de la política monetaria y financiera no está sujeto a órdenes, indicaciones o instrucciones del Poder Ejecutivo Nacional.

Los Bancos Centrales se crearon mundialmente con el pretexto de las crisis económicas, como un medio para asegurar la estabilidad del sistema financiero y del nivel de precios. Sabemos que ni uno ni otro propósito se han cumplido, habidas cuentas de las contínuas y cíclicas crisis que experimentamos, y el nivel de precios que hoy como en otras épocas, nos corre mes a mes al adquirir los medios necesarios para nuestra vida.

Podemos afirmar entonces que la historia de los bancos centrales es una historia de fracasos por un lado, y de un gran fraude por otro, aunque el fracaso de sus funciones primigenias no es sino la fachada del fraude que sufrimos. La única y excluyente función de los bancos centrales en el mundo, y el argentino no está exento de culpabilidad, es la de transferir las riquezas de unos sectores a otros. Las escaladas inflacionarias producto de la emisión descontrolada (o altamente controlada para aumentar permanentemente) han servido para licuar los ahorros y los salarios de los ciudadanos productivos, que ven su trabajo devaluado en favor de los gobiernos de turno, que utilizan la desvalorización de la moneda para mejorar sus estadísticas, aumentar la recaudación de impuestos y tener así dinero disponible para dar vía libre al clientelismo y al reparto de favores que permite a los políticos mantenerse en el poder y mejorar su imagen con riquezas ajenas.

Hoy se cumplen 75 años de historia del banco central. Hoy cumplimos 75 años de fraude.


Aquí se pueden descargar un trabajo de Ricardo Martínez donde compara históricamente el valor del signo monetario argentino con el dólar.

Fotografía de http://www.flickr.com/photos/bennylope/